La gastronomía japonesa, aunque igual de exquisita, es muy diferente a la gastronomía mexicana. Se cree que el chamoy es una salsa de origen oriental y es muy probable que su versión original sea el umeboshi, hecho a base de ciruela umeboshi fermentada, que se sala, se seca y se exprime para extraer su jugo; dando como resultado una deliciosa mezcla salada con tintes ácidos. Este polvo, conocido como umeboshi suanmei, sería la chispa que encendería la llama de Miguelito.
Japón intentó ingresar al mercado con su aderezo y convertirlo en un condimento más, pero México lo adoptó más como un delicioso dulce. Se cuenta que después de muchos años, el señor Iwadare compartió su receta con Felipe Zúñiga, quien comenzó a elaborar su chamoy; vendiendo a pequeñas tiendas.
Fue gracias al esfuerzo y espíritu emprendedor del señor Zúñiga, su esposa Susana Canuto y su amigo e inversionista Miguel Palomar, que la joven empresa fue nombrada como Miguelito, en honor al señor Palomar. El segundo hijo de Felipe y Susana nació al mismo tiempo que su empresa, por lo que decidieron llamarlo Miguel Ángel; hecho por el cuál cupido es el símbolo de Miguelito Chamoy.
Inspirado en este polvo y en la pasión por los sabores dulces y picantes, Zúñiga comenzó a experimentar en su cocina. Tras meses de pruebas y ajustes, finalmente logró crear una receta única: una mezcla de tamarindo, chile piquín y azúcar que combinaba a la perfección lo ácido, lo dulce y lo picante.
En 1973, nació Miguelito Chamoy en su presentación original: un palito de tamarindo bañado en la irresistible salsa de Zúñiga. El éxito fue inmediato. Los niños y adultos de la Ciudad de México se enamoraron de este nuevo sabor que llenaba sus paladares de una explosión de sensaciones.
Con el tiempo, la empresa de Zúñiga se expandió y Miguelito Chamoy se diversificó, ofreciendo una amplia gama de productos que van desde polvos enchilados y salsas hasta gomitas, paletas y dulces. La marca se consolidó como un referente del sabor mexicano, presente en hogares, fiestas y reuniones de todo el país.
La historia de Miguelito Chamoy no solo es un ejemplo de emprendimiento, innovación y pasión por la gastronomía, sino que también está ligada a la historia de la migración japonesa en México. La familia Iwadare, al igual que Zúñiga, forma parte de la comunidad japonesa que ha contribuido al desarrollo cultural y económico del país.
Más allá de un simple dulce, Miguelito Chamoy es una historia de tradición, sabor, unión familiar y multiculturalidad. Un legado que continúa endulzando las vidas de millones de personas en México y en el mundo.
La receta original de Miguelito Chamoy se mantiene en secreto hasta el día de hoy. En 2023, Miguelito Chamoy celebró su 50 aniversario con una serie de eventos y actividades especiales.
La historia de Miguelito Chamoy es un ejemplo inspirador de cómo la pasión, la creatividad y la perseverancia pueden convertir un sueño en una realidad dulce y exitosa. Un viaje culinario que nos invita a celebrar la diversidad, la multiculturalidad y el sabor único de México.