En la opinión de G Guillén - El monitoreo al bienestar de los colaboradores no debe parar

Es bastante probable y ya aceptado por casi todos, que cuando las restricciones que la actual contingencia nos ha impuesto se levanten en su totalidad, diversos hábitos cotidianos, no vuelvan a ser como antes. Algunos cambios ya son muy notorios, no únicamente los relacionados a las medidas de prevención que ya sin darnos cuenta, aplicamos (uso de cubrebocas, aplicación de gel, sana distancia, las videollamadas de trabajo, entre otras más)

Y también existen esos otros a los que tal vez les prestamos menos atención: comprar menos ropa y calzado, a usar menos el dinero físico, a hacer más ejercicio en casa, a cocinar más o pedir alimentos a domicilio y no acudir a un restaurante, a tomar más clases (en línea) para adquirir más habilidades relacionadas a gustos personales y no profesionales, a consumir más contenido a través de internet (cine, concierto, conferencias) y varias actividades más.

Se trata de grandes cambios que sucedieron en pocos meses, incluso semanas, y parece poco factible que desaparezcan de la noche a la mañana.

En el aspecto laboral la pandemia también ha afectado nuestras rutinas diarias. Se ha establecido, en la mayoría de los casos, el trabajo a distancia, y en los sectores en los que laborar de manera presencial es imperativo, la distancia social se ha impuesto: asientos alternos vacíos, comidas individuales en el escritorio, se reducen lo más posible las juntas presenciales y se sustituyen por videoconferencias y otros ajustes necesarios en beneficio de la salud.

Dentro del esquema organizacional, el departamento de Recursos Humanos, aunque se habla poco de él, ha tenido un papel relevante en estos ya casi quince meses de contingencia, y no únicamente por su importante labor en la gestión del capital humano en varios de los puntos anteriormente mencionados, sino también por el aumento de la importancia para identificar y disminuir los riesgos laborales debido a la afectación del comportamiento entre los trabajadores ante circunstancias externas.

Uno de los grandes retos para las empresas seguirá siendo la atención que deben de tener hacia sus colaboradores, no únicamente en el monitoreo de su salud emocional y bienestar en general, sino también en la manera que se les debe de comunicar de manera clara, precisa y constante el desarrollo de las operaciones de negocio en este contexto actual, todavía de incertidumbre, para generarles seguridad laboral y que su desempeño no se vea afectado.

La adopción de la transformación digital de las empresas, en algunos casos de manera obligada y muy acelerada, ha permitido también abrir nuevos canales de comunicación de la organización hacia sus colaboradores y viceversa, los cuales sin duda seguirán siendo relevantes durante este año y permitirán dar seguimiento al monitoreo de su bienestar, lo cual no es es algo nuevo, pero sin duda ha tomado más relevancia en los últimos meses.

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Una buena noticia (dependiendo de la perspectiva de cada quien) es que ya poco a poco volveremos a nuestros lugares de trabajo prepandemia y las organizaciones, que apuestan por un regreso paulatino, deben de tener como foco la seguridad sanitaria y la salud mental de sus colaboradores y con políticas dirigidas a fortalecer y contribuir a su estabilidad emocional por lo que implica volver a una disciplina laboral que viene acompañada de un tema de agobio y estrés, de poco acceso a actividades de entretenimiento y los problemas mentales propios de una crisis.

Aunque la tan mencionada etapa de nueva normalidad ya la hemos superado, los riesgos en los empleados provenientes por afectaciones psicosociales debido a la situación actual siguen estando presentes, por lo que la necesidad de su atención y prevención sigue siendo importante. La resiliencia continuará, tal vez en menor medida, pero todavía será necesaria. Los retos no serán los mismos, pero el año 2021 será similar al que finalizó en lo que al recurso humano respecta.

Gilberto Guillén

Experto en nada


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