En un mundo donde los avances cinematográficos inundan YouTube y las redes sociales, la industria del cine ha dado un giro inesperado: para ver los tráilers más esperados, ahora hay que pagar un boleto de cine. Esta tendencia, que recuerda los días en que los avances solo se disfrutaban en las salas, está generando tanto entusiasmo como controversia entre los cinéfilos del mundo.
Estudios como Disney y cineastas de la talla de Christopher Nolan están liderando esta estrategia. Un ejemplo reciente es La Odisea, la próxima película de Nolan, cuyo tráiler no se encuentra en línea, sino que se proyecta exclusivamente en funciones de Jurassic World Rebirth, también de Universal. Disney no se queda atrás: el adelanto de Avatar: Fuego y Cenizas solo estará disponible para quienes compren una entrada para Los Cuatro Fantásticos: Primeros pasos. En México, Cinépolis ha confirmado que esta dinámica ya está en marcha, como una forma de promocionar los estrenos de un mismo estudio.
Antes de la era del internet, los tráilers eran un privilegio exclusivo de las salas de cine, un incentivo para los espectadores que pagaban su boleto. Hoy, esta práctica regresa con un giro moderno: aunque los avances suelen liberarse en línea poco después de su debut en cines, la exclusividad inicial busca atraer a las audiencias a las salas y generar expectativa. Es una estrategia de promoción cruzada que, según los estudios, refuerza la experiencia cinematográfica y fomenta la asistencia.
Sin embargo, no todos están convencidos. Mientras algunos ven esta táctica como un movimiento astuto para revitalizar la industria, otros la consideran una barrera innecesaria. “¿Por qué pagar por un tráiler cuando eventualmente estará en YouTube?”, se preguntan los fans en redes sociales. La discusión está encendida: ¿es una forma innovadora de mantener viva la magia del cine o un truco para sacar más dinero a los espectadores?
Por ahora, esta práctica no es generalizada, pero su adopción por gigantes como Disney y Universal sugiere que podría expandirse. La pregunta es: ¿estás dispuesto a pagar por un adelanto de tu película favorita? La respuesta, al parecer, definirá el futuro de esta tendencia que busca devolverle al cine su aura de exclusividad.