Sendero del oso | ¿Menos partidos, más austeridad?, la Reforma Electoral que se viene

Por: Said Flores Alonso

Las tres reformas que impulsa el Presidente: Electoral, Energética y la incorporación de la Guardia Nacional como parte de las Fuerzas Armadas, son estratégicas tanto para la segunda parte de su administración.

La semana pasada culminó con la discusión de los cambios que se vaticinan en materia electoral tras la crisis que se vivió en el TEPJF y la reciente decisión de este órgano sobre el reconteo de los votos en Campeche.

A menos de una semana de que inicie el período ordinario con una nueva legislatura en la Cámara de Diputados, se desconoce la iniciativa que presentará el Ejecutivo Federal, sin embargo, conocemos los pronunciamientos que ha hecho en los últimos años el Presidente de la República acerca de los partidos políticos y el sistema electoral mexicano, materia suficiente para un acercamiento sobre aspectos relevantes que podría incluir su propuesta de reforma. 

Menos representantes, mejor representación

En diversos foros, analistas y expertos en la materia han concluido que en México existe una sobrerrepresentación en el Congreso, quienes defienden el sistema actual argumentan que es un mal necesario para la construcción de contrapesos al interior del Legislativo.

En virtud de la gobernanza y de una agenda plural e inclusiva, el partido mayoritario se ve obligado a generar alianzas con otros partidos dando como resultado una agenda consensuada y mejor deliberada, también abre la posibilidad a la oposición a formar un bloque que permita negociar espacios, recursos, presupuesto e incluso aprobación de iniciativas. 

Los detractores, por su parte, lamentan que estas negociaciones sólo se dan en función de los intereses de un puñado de líderes políticos que velan por sus intereses y no por los de sus representados. 

Es probable que la reforma electoral de la 4T contemple la reducción de legisladores de representación proporcional; en el Congreso de la Unión podrían pasar de 200 a 100 diputaciones y en el Senado, atendiendo al principio federalista de que se trata de la representación de las entidades federativas y no de los partidos políticos, podrían desaparecer los 32 escaños plurinominales. 

Austeridad, presupuesto y nuevo Consejo General en el INE

Como le comenté en la columna pasada, es improbable que desaparezca el INE sin ser reemplazado inmediatamente por una institución similar con atribuciones de árbitro electoral. 

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Podría cambiarse el nombre, algunas atribuciones y facultades, así como las reglas generales de su operatividad, pero es un hecho que se respetaría su autonomía, pues en el imaginario colectivo las elecciones ya no se vislumbran operadas y administradas por un órgano de la Administración Pública Centralizada.

Basta con algunas modificaciones en el ámbito de sus facultades para que el INE requiera una renovación en su Consejo General, tal y como sucedió en el 2014. De igual manera, la iniciativa podría contemplar algunos mecanismos que obliguen al Instituto a adoptar las medidas de austeridad publicadas en 2019 por la actual administración.

Sería inevitable una reestructura interna, especialmente ante una posible nueva fórmula de asignación presupuestal que recorte los recursos que se asignan a los partidos y a la burocracia operativa del INE. 

La partidocracia

No es nueva para quienes siguen el lopezobradorismo desde hace años que Morena se creó como un movimiento en respuesta a los vicios inherentes de los partidos políticos que a finales del siglo XX se acrecentaron en México. Para el Presidente Andrés Manuel, su llegada al Ejecutivo Federal fue resultado del trabajo territorial, la conformación de comités ciudadanos, la organización social de grupos afines y, especialmente, escuchar a los ciudadanos de los que se alejaron los partidos políticos y sus dirigencias nacionales. 

Morena no es partido político mas que en el papel porque todo movimiento social que es institucionalizado termina por convertirse en un aparato de la clase o grupo dominante. 

La iniciativa de la 4T podría incluir un nuevo umbral para mantener el registro de un partido político, en consecuencia se pondría en riesgo la permanencia de partidos como el PVEM, PRD, PT o cualquier otro de reciente creación. Este elemento le abre un mejor escenario de negociación a quien suceda a López Obrador en el 2024, especialmente si consigue un triunfo con mayorías en el Legislativo y proviene de Morena. 

En plena suposición, habría que visualizar las decisiones del TEPJF como una estrategia de contención, pues ante el embate en contra de las autoridades electorales por parte de la actual administración, reducir representantes de Morena en Diputados y buscar el reconteo en Campeche ante un escenario en el que el PRI podría resultar victorioso, reduce la mayoría de Morena en los estados y en el Legislativo, obligando a la actual administración a una negociación que descafeíne su iniciativa. 

No hay duda de que el próximo período ordinario tendrá que seguirse con lupa y cautela. 

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