El buen José Madero, le clavó los cuernos a su mejor amigo Arturo Arredondo.
Destapando los secretos más sucios del rock mexicano, hoy les traemos Ila historia de dos compadres inseparables, sudando juntos en giras interminables, compartiendo micrófonos y cervezas frías, hasta que ¡BAM! Uno de ellos, el mismísimo José "Pepe" Madero –el poeta torturado de PXNDX, autor de himnos como "Narcisista por Excelencia"– decide que la lealtad es para los débiles y se mete en la cama de Mónica, la esposa de su hermano de armas, Arturo Arredondo. ¿El resultado? Una amistad pulverizada, una banda legendaria hecha trizas y un reencuentro que ahora parece más imposible que un encore en el infierno.
Retrocedamos a los días de gloria de PXNDX, esa misma banda que se presentó en el Vive Latino de los 2000. Eran los "hermanos del alma": Pepe al frente, con su voz que cortaba como navaja, y Arturo rasgueando la guitarra como si quisiera exorcizar demonios. No solo compartían escenarios; ¡eran familia! Salidas dobles con sus parejas –Pepe con Vicky, su novia de entonces, y Arturo con Mónica, la madre de su hijo pequeño–, barbacoas en el barrio, confidencias hasta el amanecer. "Éramos como cuñados", susurran fuentes cercanas en los pasillos del rock regio. Pero detrás de las luces y los aplausos, algo apestaba a traición. Vicky, la "detective del amor", empezó a oler el humo: Pepe desaparecía por horas, Mónica se ponía misteriosa con el celular, y las "escapadas" se multiplicaban como hits en Spotify. "¿Dónde carajos estás, Pepe?", le reclamaba ella, mientras él balbuceaba excusas más flojas que un solo de guitarra desafinado.¡Y entonces, el detonante! Vicky, harta de mentiras, hurga en el teléfono de su galán y ¡zas! Un arsenal de pruebas que pondría rojo a cualquier fiscal: mensajes ardientes que queman la pantalla ("Te extraño tanto que duele", le escribe Mónica; "Ven, que Arturo no sospecha nada", responde el traidor), fotos robadas en moteles de paso, videos que... bueno, digamos que no son aptos para menores ni para fans sensibles.
Vicky, con el corazón en la mano y la rabia en los ojos, corre a contárselo a Arturo. "¡Tu mujer y mi hombre nos la jugaron a los cuatro!", le suelta, descargando el bombazo digital como si fuera un álbum bootleg. Arturo, el tipo que siempre fue el "bueno" de la banda, el que mediaba en las broncas por royalties, se queda petrificado. Su hijo tenía apenas un año, ¡un bebé inocente en medio de esta soap opera rockera! La confrontación fue digna de una balada de desamor: Arturo encara a Pepe en un café de Monterrey, voz temblorosa pero puños cerrados. "¿Cómo pudiste, cabrón? ¡Somos hermanos!", grita, mientras Madero –el "narcisista" confeso– evade, balbucea y, al final, ¡bloquea a todos como un cobarde digital! No hubo disculpas públicas, ni terapia de grupo, ni "lo siento, carnal". Solo silencio ensordecedor y una banda que se desintegra en 2016, con una "pausa indefinida" que olía a excusa barata. ¿Problemas creativos? ¡Ja! El verdadero veneno era este affair tóxico, que ocurrió hace unos 12 años, pero dolió como si fuera ayer.
Mientras tanto los fans divididos: unos queman camisetas de Madero en TikTok, otros defienden "el amor no se elige". Pero la verdad duele más que un solo de guitarra: esta puñalada no solo mató una amistad, sino el sueño de un regreso triunfal. PXNDX, la banda que nos enseñó a amar con rabia, terminó rota por un amor prohibido. ¿Lección? En el rock, las traiciones suenan más fuerte que cualquier amplificador. ¡Y Monterrey no olvida, Pepe! ¿Qué sigue? ¿Un disco confesional? ¿O solo más silencio culpable?