Guerra de vecinos, ¡Netflix quiero mi dinero de regreso!

Por Vicente Gutiérrez

Una serie racista, clasista y repleta de chistes viejos y aburridos.

Los pobres y morenos son buena onda (pero nacos) y los ricos, claro, güeros, malos pero guapotes, así es Guerra De Vecinos, una serie clasista, repleta de estereotipos y chistes que ya vimos en telenovelas como: El Premio Mayor, Los Sánchez o Una familia con suerte y es tan mala que exijo a Netflix mi dinero de vuelta.

¿El problema? La serie es una producción de Netflix y prioridad para la empresa; así lo anunció Francisco Ramos, Vicepresidente de Contenidos para Latinoamérica

La empresa invertirá 300 millones de dólares en ma´s de cincuenta producciones originales filmadas en Me´xico que llegará a ma´s de 37 millones de hogares en America Latina.

Veo que Guerra de Vecinos es tendencia en Netflix y no sé si llorar o avisarles que es una porquería y se alejen.

La comedia de pastelazo fue creada por Carolina Rivera y Fernando Sariñana (Cilantro o perejil o Amar te duele entre otros éxitos) quienes decidieron reciclar viejas formas del pasado que en estos tiempos son ofensivos, discriminatorios y obsoletos.

Vamos por partes. Vanessa Bauche, claro, es “la morenita” con sobrepeso pobre, chofer de UBER y familia disfuncional; mientras que Ana Layevska es güera, rica, delgada, bonita y con una familia perfecta muy zen.

Leonor y Silvia se conocen en un accidente vial y de manera milagrosa en la carísima bolsa Balenciaga de la chica rica, goey aparece un boleto de lotería, sí, adivinaron, el premio es una mansión que ganarán los pobres que se enfrentarán a sus vecinos ricos.

No saben usar la regadera, menos el excusado y están maravillados por las persianas eléctricas, pobres de los pobre, así de chafa.

Por su puesto que los pobres son de buen corazón y los ricos tienen muchos conflictos; Loreto Peralta, la hija rica, tiene problemas con el alcohol y la hija pobre la va a salvar. Ojo, todos los términos “pobre ricos, nacos, güeros, fresas” son parte del clasismo de la serie, no los inventé yo.

Por supuesto que hay una fiesta de barrio que molesta a los ricos y se sale de control con situaciones “chuscas” que lucen agotadas y aburridas.

Claro, hay que meter chistes del Cruz Azul, de Yalitza, “la morenita que llegó al Óscar” y un ladrón hasta utiliza una máscara de Andrés Manuel López Obrador, el presidente de México, Salinas ya pasó de moda.

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La serie utiliza todos los estereotipos posibles para que el espectador se ría pero es clasista y discriminatoria: los morenos son chistosos pero huevones y gandallas, los ricos torpes y estúpidos, así el nivel en la serie.

Yo no pasé del tercer capítulo pero imagino que los “pobres” enseñarán a los “ricos” el poder de la familia mexicana. No sin antes humillarse mutuamente.

Pensaba que el actor Tenoch Huerta y su campaña #PoderPrieto eran exageradas pero después de ver la serie, tienen razón; los contenidos tienen que cambiar, no entiendo porque una compañía como Netflix aprobó una serie que no es chistosa y que acabará como lo peor del año pese a los “críticos”  pagados por la compañía que hablan de ella como una maravilla.

Netflix, Guerra de vecinos no me da risa, me da pena y te exijo mi dinero de vuelta o lo cancelo.


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