En la opinión de G Guillén - Héroe por obligación

*La referencia a la novela El Señor de los Anillos, JJR Tolkien, en el siguiente texto pertenece a Denise Dresser (hasta donde sabe el autor de esta columna).

Los superhéroes en la vida real existen, y aunque carecen de grandes poderes y no pueden volar como los personajes de películas y cómics, sí se dedican a ayudar gente sin privilegios, en ocasiones hasta enfrentar criminales y en influir en el beneficio de su sociedad.

Alrededor del mundo existen diversos casos, con o sin disfraz, de estos peculiares ciudadanos, le cito algunos, entre ellos el Capitán Menganno, que vestido con los colores de la bandera argentina patrulla algunos barrios de Buenos Aires; The Katalysts Ontariogrupo de superhéroes de esa ciudad que vigilan las calles de noche, recogen basura y ayudan a personas sin hogar; Entorno, el hombre insecto, un patrullero y activista enmascarado italiano.

En México están Naraby y Marco que en Mérida ayudan a jóvenes con problemas de adicción y conducta; además la profesora de Aguascalientes y el profesor en Querétaro que recorren zonas rurales para continuar con la educación de los niños que debido a la actual pandemia y por falta de infraestructura no pueden continuar con sus clases.

El mexicano escucha o lee sobre casos similares en medios de comunicación y/o redes sociales y que, aunque los aplaude, los considera como algo lejano, iniciativas que no ejecutaría, algo que no le corresponde realizar, que no está obligado a ejecutar.

En la novela El Señor de los anillos, Frodo no quiere aceptar la tarea que le ha sido encomendada, prefiere estar en la Comarca y en paz allí, desentenderse de lo que sucede afuera de ésta. Prefiere no involucrarse, elige la pasividad complaciente a criticar y no participar. No quiere y ni se le ocurre ser el héroe para salvar a la Tierra Media.

En México pasa algo similar con sus ciudadanos en la tarea de salvar al país. Y tal vez no porque no quieran involucrarse, sino porque su única prioridad es lograr satisfacer sus necesidades económicas y su seguridad personal, considera que su participación y opinión son insignificantes ante una ola de decisiones, generalmente políticas, con las que tiene que luchar.

Aunque ya con más de 10 años de haberse realizado, la encuesta Sueños y aspiraciones de los mexicanos, realizada por GAUSSC y Lexia, revela datos interesantes que siguen vigentes acerca de cómo el mexicano se considera a sí mismo, algunos de los resultados: no es mediocre, no es acomplejado, tiene ambición, es capaz de cambiar su propio destino, que sus sueños se pueden hacer realidad, que sabe adónde va y que pertenece a una cultura de triunfadores, entre otras características positivas.

Entonces, ¿por qué vive rodeado de problemas sociales, económicos, políticos y enfrenta graves problemas de seguridad pública? Tal vez porque solo ve por su presente, deja de lado su futuro y cree que no tiene la capacidad de influir colectivamente, a nivel sociedad, “mientras no me pase a mí, no hay problema; yo solo no puedo, que otro lo haga”, pareciera ser lo que piensa.

El mexicano tiene confianza en la posibilidad de influir en su presente y futuro personal y el de su familia, paradójicamente cree no tener la capacidad para hacerlo, por ejemplo, en el rumbo positivo de su país.

Así como Frodo tuvo que participar activamente para salvar ya no únicamente a la Comarca, el mexicano está a tiempo de ser héroe al tener una participación no para su beneficio personal, para el de todos los mexicanos, una participación que permita seguir con esa constante reconstrucción de su país. Cada uno desde su trinchera, desde su campo de batalla.

Más adelante en la novela, Frodo, un hobbit insignificante, no tiene otra opción y aunque al inicio de manera obligada, destruye el anillo y salva su mundo. Un ciudadano mexicano lo puede lograr también con su país, está obligado a hacerlo, todavía está a tiempo para hacerlo. México necesita todavía más Frodos.

Gilberto Guillén

Experto en nada


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