Peleó por la gloria y por la subsistencia. Fue estrella y partenaire. Mientras tuvo motivación, entrenamiento y sueños, fue una verdadera fiera sobre el ring. Ningún ranking dejará de reconocerlo como el peleador que se fue reinventando a sí mismo. El que transformó la agonía en apoteosis.
9 Floyd Mayweather
Fue el mejor campeón mundial que tuvo Argentina y el único que le hubiera ganado a cualquiera de los ilustres medianos de Ray Sugar Robinson hacia abajo. Más aún, hubieran sido extraordinarias peleas de Monzón contra Leonard, Hagler, Hearns, Durán o Mayweather. En la hipótesis cualquiera de ellos hubiese podido ganarle. Bajo la misma proyección, cualquiera de ellos bien podría haber perdido, especialmente los más sanguíneos, Hagler, Hearns y Mano de Piedra Duran. Hubiese sido muy dura con Leonard y muy intrincada y repetida contra Mayweather.
6 Sugar Ray Leonard
En esos Juegos el integrante más notable fue Leonard. Quien después, ya como profesional, nos ofreció el arte de sus desplazamientos, su defensa en movimiento, sus descargas ascendentes y aquella determinación para plantarse a cambiar golpes si fuera necesario. Sus peleas contra "Mano de Piedra" Duran, Tommy Hearns y Marvin Hagler forman parte de los clásicos que no pueden dejar de verse cuando se desee disfrutar de maestros del boxeo inteligentes, guapos, estéticos, de diferentes estilos y con un alto nivel atlético. El mejor de ellos fue Leonard. Lo que lo convierte en uno de los diez mejores de la historia.
5 Archie Moore
La enorme virtud de este fenómeno fue haber modificado la postura y los movimientos del boxeador. Hasta su advenimiento –debutó en 1940– el estilo pugilístico era de la escuela inglesa. Consistía en una línea vertical de ataque y retroceso similar al de la esgrima. Ray a quien habrían de agregar Sugar precisamente por lo "dulce" de sus movimientos, soltó los brazos. Demostró que se pueden cubrir las zonas vulnerables sin una guardia rígida. Solo se requiere concentración, velocidad y golpe de vista para cubrir la zona alta. Sugar Ray incorporó además la cintura a los movimientos de defensa, lo que evitaba ingresos y retrocesos verticales que muchas veces dejaban a ambos pies en una misma línea sin ángulo de sustento y con la consecuente pérdida del equilibrio.
Robinson fue campeón mundial de los medio medianos y de los medianos. En 1399 rounds realizados durante los 25 años que abarcan de 1940 a 1965, enfrentó a los mejores y peleó en todo el mundo. Fue tan inmensa su propuesta de cambio técnico que lo contrataron desde países que buscaban en él un modelo de reformulación formativa.
Fue contratado para pelear en Francia, Alemania, Bélgica, Suiza, Austria y Canadá; que eran países que querían modificar la formación británica de sus púgiles. Sugar Ray también inauguró a Las Vegas como plaza experimental del boxeo en el hotel Hacienda tras el desembarco de la mafia para la explotación del juego al comienzo de la década del cincuenta.
Su figura era tan inmensa que la prensa no tenía más remedio que hablar y escribir mucho también sobre sus rivales. Y es así que se descubrían historias humanas de enorme valor cinematográfico. Dos de sus derrotados fueron tratados por el cine de manera trascendente. La primera película fue protagonizada por Paul Newman y Pier Angeli y se tituló "El estigma del arroyo". Ese film, dirigido por Robert Wise en 1956 mostró la vida y los sueños de Rocky Graciano, un temible peleador a quien Robinson noqueó en el quinto round. Otro de los ilustres rivales de Sugar Ray que fuera llevado al cine fue Jack La Motta con quien Robinson se enfrentó en seis oportunidades realizando combates memorables. La película se llama "Toro Salvaje" fue dirigida por Martin Scorsese (1980) y le valió un Premio Oscar de la Academia a Robert De Niro, quien interpretó a Jack La Motta.
Este hombre provocó la revolución técnica del boxeo. Especialmente en los desplazamientos de traslado semicircular en retroceso y las partidas de golpes de manera ascendente veloz y precisa. Sus piernas –media 1.80– eran largas y finas, y Sugar Ray las utilizaba como ingreso a la media distancia. Pero su estilo habría de convertirse en espejo de muchas generaciones, especialmente en gimnasios y clubes de Latinoamérica donde a partir de él se revalorizó el manejo de la mano izquierda.
Peleó hasta los 44 años. Ganó 173 peleas, empató 6 y perdió 19, de las cuales 10 fueron consecutivas. Se había retirado en 1952 y regresó en 1954. Ganó unos cuatro millones de dólares pero murió el 12 de abril a los 68 años en Culver City, California, con lo puesto.
Si los aficionados al boxeo pudieron disfrutar de boxeadores como Cassius Clay, Sugar Ray Leonard y tantos otros cientos de estilistas en todo el mundo, es porque hubo un creador de esa escuela y se llamó Ray Sugar Robinson.
1 Muhammad Ali
Tenía un jab izquierdo de enorme precisión y después de dispararlo solía sorprender a sus rivales al retroceder. Esto le permitía disponer siempre de la distancia. Salía hacia cualquiera de los laterales con una zancada de ballet y regresaba con un nuevo jab zurdo. Sonny Liston, a quien le ganó el titulo mundial por K.O.T (25-2-1964), confió en que siempre tras un jab vendría otro. Pero Clay lo sorprendió y salió hacia su lateral para la segunda mano, un cross de derecha. En la revancha (25-5-1965) se advirtió más claramente pues Muhammad lo puso nocaut en el la primera vuelta.
Siempre dio todo sobre el ring. Las tres peleas contra Joe Frazier fueron dramáticas y devastadoras. Se pegaron hasta la extenuación y ambos pagaron un alto costo de salud. En cambio, cuando recuperó la corona mundial ante George Foreman en el Zaire, dio una lección haciendo todo lo opuesto a lo que el mundo imaginaba: propuso el ataque, la pelea friccionada, la acción en contacto de piel hasta disminuir a George Foreman física y mentalmente. Fue un impresionante e inolvidable nocaut en el octavo asalto.
Muhammad fue un paradigma en la historia del boxeo mundial. Su personalidad deportiva y civil excedió al humilde chico de Lousville, Kentucky, a quien le robaban la bicicleta y aprendió a boxear para defenderla. Fue el primer deportista en negarse al alistamiento militar para ir a la Guerra de Vietnam, se convirtió al Islam y nunca dejó de expresar lo que sentía.
Pero al margen de estos hechos conocidos, se puede afirmar que vimos a tres Muhammad Ali. Uno clásico que resolvía frente a rivales clásicos como Floyd Patterson, Jimmy Ellis o Ringo Bonavena. Otro que se fajaba golpe por golpe eligiendo más al peleador que al boxeador como en los tres combates contra Joe Frazier y un tercero que ponía inteligencia, valor táctico y entrega física como cuando recuperó la corona mundial frente a George Foreman.