A los 21 años, Octavio optó por someterse a una vasectomía “sin bisturí”, un procedimiento anticonceptivo permanente, mínimamente invasivo y cuya demanda crece en México.
La Secretaría de Salud realiza en promedio entre 10 mil y 15 mil de estas intervenciones al año a nivel nacional, mientras que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) registró un incremento del 66.5 por ciento entre 2018 y 2022, al pasar de 28 mil 478 a 47 mil 455 procedimientos.
El Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva (Cnegsr) de la Secretaría de Salud señala que la solicitud de este método sigue en aumento, a pesar de los estigmas y mitos persistentes, como supuestos efectos negativos en el desempeño sexual, deformaciones en el aparato reproductor, cambios en el volumen o consistencia de la eyaculación, entre otros. De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (Enadid) 2023 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el 3.7 por ciento de las 18.6 millones de mujeres en edad fértil y sexualmente activas prefiere que su pareja se someta a una vasectomía como método para evitar un embarazo no planeado.
Hoy, con 25 años y tras haberse realizado la intervención, Octavio se declara satisfecho con su decisión. “La idea de operarme me rondaba desde los 17 o 18 años. Tuve tres años para reflexionarlo bien y, una vez hecha la operación, me sentí tranquilo”, afirma. El procedimiento consiste en una pequeña punción en la piel del escroto, bajo anestesia local, por encima de los testículos, para ligar y seccionar los conductos deferentes por donde transitan los espermatozoides. Estos siguen produciéndose, pero el organismo los reabsorbe. Se trata de una cirugía ambulatoria con un periodo de recuperación de apenas unas semanas. Octavio manifiesta que no desea tener hijos biológicos, decisión motivada por experiencias familiares del pasado. “Para mí, la vasectomía fue la opción más adecuada”, explica. Fue atendido en el IMSS. “Lo único que me costó fue que, justo antes de la intervención, el médico me preguntó tres veces si estaba completamente seguro, probablemente por mi edad. Ante su insistencia, le reafirmé con firmeza mi convicción”.
Octavio forma parte de un grupo creciente de jóvenes que rechazan la paternidad y acuden a instituciones públicas de salud para realizarse este procedimiento. Según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), los hombres suelen decidir no tener hijos o aplazarla por el elevado costo de vida, la precariedad laboral y la incertidumbre económica. A su vez, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) identifica como principales motivos entre los varones la percepción de que no existen condiciones para ofrecer a los hijos una vida digna, así como las prioridades personales y metas vitales, tales como terminar los estudios, alcanzar estabilidad económica y cumplir objetivos antes de contemplar la paternidad.
Datos del Inegi indican que en 2024 los nacimientos en México cayeron 8.6 por ciento respecto al año previo, con un total de un millón 672 mil 227 registros, la cifra más baja desde 2020.“Estoy abierto a lo que la vida traiga. Lo fundamental para mí es no tener hijos biológicos; no descarto que en algún momento pueda adoptar. Esta decisión sí ha afectado algunas relaciones de pareja, pero tengo muy clara mi postura: no quiero ni pienso tener hijos”, concluye Octavio.