Tatuajes y simbolismos: ¿Te puedes volver adicto a la tinta?

"Si tuviera la posibilidad de elegir entre la experiencia del dolor y la nada, elegiría el dolor".

.- William Faulkner


Pleno 2021, actualmente son más los centro de trabajo que permiten que sus trabajadores porten tatuajes, inclusive en zonas expuestas como el cuello frontal, reverso de las manos y en algunos casos hasta en la cara misma, es cierto, depende de cada uno el valor estético, cultural y hasta psicoemocional que se le da esta forma de expresión o arte corporal, todo depende de nuestra cultura, nuestros dogmas y porque no… hasta de cuán mazoquistas seamos ya sea abiertamente o en secreto.

Cuando pensamos en tatuajes las tres principales palabras que nos vienen para describirlos son: permanente, significado y dolor, palabras tan sencillas por si solas, pero, que forman parte inherente de “rayarse las nalgas” como me dijo mi señora madre en alguna ocasión, pues bien, fuera de los estigmas sociales y de los riesgos reales a la salud que supone realizar un tatuaje sin los cuidados necesarios, lo cierto es que esta práctica representa las dos caras de la moneda:

1) Te haces lo que quieres hacerte y quedas a gusto para el esto de la vida.

2) Te transformas en un baño de secundaria, bien rayado.


Pero… ¿Qué te puede motivar a pasar una y otra vez por un dolor incesante, por los molestos cuidados y sin hablar del costo monetario?

Algunos persiguen un ideal de belleza, mismo que implica transformarse en un gran lienzo, otros tanto buscarán expiar el sufrimiento y los pecados cometidos en esta vida, mientras que habrá quienes realmente obtienen un placer casi del tipo sexual, disfrutando cada sensación del proceso, experimentando con su lumbral del dolor y en parte con el riesgo mismo.

También puedes leer: "Dismorfia corporal: cuando no fuiste, no eres, ni serás suficiente"


Cabe aclarar que las tintas, en su misma composición química NO representan ningún peligro (siempre y cuando no exista un factor de reacción alérgica, pero, en esos casos la oferta de materiales es amplia y contempla ese tipo de contratiempos), ni mucho menos sus componentes se pueden catalogar como sustancias que generen adicciones, así que… “la adicción a la tinta” es algo más metafórico que textual.

Entonces… sí, la adicción al tatuaje es netamente psicológica, en este sentido, vale recalcar que al final del día sin tanto glamour, se trata de una modificación en la estética de nuestro cuerpo, mismo en el que habitamos y si… a nuestra mente le resultan satisfactorios y atractivos dichos cambios, difícilmente encontraremos un fin… aunque eso no siempre de buenos resultados.

Un ejemplo de esto último son las operaciones estéticas, ¿Cuánta veces hemos visto que una celebridad desciende del pedestal en dónde estaba, solo por no decir “ok, es suficiente”?, Bueno, pues acá puede ocurrir lo mismo, desde cuerpos tatuados en dónde ambas partes resultan en armonía, hasta quienes deciden cubrirse la piel con un negro completo, sin diseño… tan solo tinta expandiéndose a través de toda la dermis.

Pero… si algo podemos recordar de la definición clásica de “adicción” es que esta siempre será negada, bajo un sinfín de argumentos, como demostrar que existe un estado de conciencia centrado, hasta descalificar los argumentos de terceros, comportamiento que puede o no calzar en el caso de los tatuajes… desde tener un proyecto a futuro o simplemente decir “chingue su madre, tengo tiempo y dinero”, la verdad es que más del 80% de personas tatuadas tiene más de 4 piezas, independientemente del tamaño de las mismas, así que… tocará hacer un ejercicio de autocrítica.

¿Es real la adicción tatuaje?, ¿Se sigue estigmatizando está práctica?, ¿Nos gusta la mala vida?

JR Brindiz

Leído 719