El orgullo gay: ¿De dónde surge?

“Si no podemos poner fin a nuestras diferencias, contribuyamos a que el mundo sea un lugar apto para ellas.”

- John F. Kennedy

En el marco del día internacional del orgullo LGBT, próximo a celebrarse como cada 28 de junio desde 1970, los colectivos y organizaciones a listan los preparativos para conmemorar esta fecha, pero… ¿De dónde surge el día del orgullo?, ¿Cuánto sabemos realmente de sus motivos?.

En una empapada rápida de historia, debemos viajar en el tiempo hasta la madrugada del 28 de junio de 1969, exactamente a Nueva York – EE. UU., en dónde se comenzaba a gestar una redada policial en las inmediaciones del Stonewall Inn, un centro nocturno que era la panacea de quienes gustaban de la homosexualidad, eran transgénero o que pertenecían a diferentes “razas”.

Cómo tal, ser LGBT en aquella época no era un delito constatado por ninguna instancia jurídica, pero, si era motivo de rechazo y marginación por un muy muy amplio sector de la sociedad. Recordemos que en aquellos años el ambiente social en los Estados Unidos era realmente tenso, puesto que, existían tres movimientos sociales de gran impacto:

  • Movimiento afroamericano por los derechos civiles
  • Movimiento de contracultura (hippie)
  • Rechazo y condena ante la guerra en Vietnam

Es decir, los estatutos e ideología de las autoridades y gobernantes estaban tambaleantes, actuando entre la represión sistémica y la intimidación, solo hacía falta un pequeño empujón para que la hostilidad se radicalizara y quizá, solo quizá, así estaba planeado.

Los propietarios del Stonewall Inn formaban parte de la mafia, es decir, operaba completamente en plena clandestinidad, en el sentido de que practicaban la corrupción en compañía del departamento de policía de Nueva York, pero, en aquella noche por órdenes superiores, los agentes ignoraron los convenios y entraron al lugar para verificar las certificaciones y medidas que debía cumplir el establecimiento (situación que evidentemente no existía).

Entre el calor de la discusión, los policías comenzaron a pedir a los asistentes sus identificaciones, para, constatar que cada persona coincidiera en vestimenta y comportamiento con el género establecido en su ID, por supuesto, muchos, sino es que, todos comenzaron a hacer caso omiso de dicha petición, lo cual, terminó por desencadenar una batalla campal, en la que, más allá de una acción completamente válida en contra de la prohibición de la venta de alcohol y drogas por parte de la autoridad, se transformó en una revuelta que buscaba un fin en común: la libertad de expresar con plena seguridad sus gustos afectivos, sexuales y de comportamiento.

Lo ocurrido aquella noche en Nueva York, no fue el comienzo de la lucha de las personas LGBT por obtener un trato digno, pero, sí fue el detonante para que la lucha fuera completamente frontal y para que la sociedad no identificada con los gustos LGBT, pero, si libres de prejuicios, se sumaran para potenciar las manifestaciones.

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Seis meses después de aquel enfrentamiento, ya se habían conformado dos organizaciones activistas que velaban por el bienestar de su comunidad, a la par de la fundación de tres periódicos, los cuáles, se encargaban de difundir y desmentir todo aquello que se decía acerca de ser homosexual, esto, fue de gran utilidad, ya que, sentó las bases de los derechos LGBT.

Un año después, en 1970, sucedió algo que jamás se había visto, tanto en Nueva York como en los Ángeles, se suscitaron marchas de carácter masivo, no solo para conmemorar la valentía de aquellas 200 personas que se rebelaron en el Stonewall Inn, sino, para demostrar a la sociedad norteamericana y, en un sentido más profundo, al mundo entero, el hecho de que ser LGBT no era motivo de vergüenza, ser LGBT era motivo de orgullo y que bajo ninguna circunstancia nada, ni nadie, tiene el derecho de ser represivo en contra de los gustos del otro.

En México, la primer marcha orgullosamente LGBT se realizó el 29 de junio de 1979, la cual, se concentró en el monumento a los niños héroes y concluyó en el “ángel de la independencia” (Ciudad de México), todos los asistentes tenían claro el objetivo, el cual, era visibilizar, concientizar y en última instancia cambiar las condiciones a las que se enfrentaban día con día, al grito de:

“¡No hay libertad política si no hay libertad sexual!” y “¡Sin libertad sexual no habrá liberación social!”

En aquel entonces la multitud fue conformada por aproximadamente mil personas, entre las cuales, no solo estaban presentes quienes gustaban de ser LGBT, sino, también madres, hermanos y hermanas, amigos y en última instancia, aquellos que por simple empatía cobijaron la movilización.

Desde las referencias a “los 41…” hasta los hashtags de apoyo que inundan hoy en día las redes sociales, lo cierto es que, la comunidad LGBT en México está apunto de festejar su aniversario 42, siendo parte de una sociedad que aún duda, que se resiste ante los dogmas y prejuicios, pero, que también ha hecho mucho por reconocerlos como personas valiosas y funcionales, ni más, ni menos.

JR Sánchez


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