El Chopo lucha contra la invasión que amenaza su legado cultural

Por más de cuatro décadas, el Tianguis Cultural del Chopo ha sido un bastión de la contracultura en la Ciudad de México, un espacio vibrante donde el rock, el metal y otros géneros musicales encuentran eco en discos, playeras y expresiones artísticas. Sin embargo, este icónico mercado, declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la CDMX en 2023, enfrenta una crisis que amenaza su esencia: una invasión de comerciantes ajenos que ha reducido sus ventas en un 75% y pone en riesgo su identidad cultural.

Ubicado cada sábado en la calle Juan Aldama, en la colonia Buenavista, el Tianguis del Chopo históricamente se extiende desde la calle Sol hasta la calle Luna, con algunos puestos llegando hasta Camelia. Durante 45 años, este espacio ha sido un punto de encuentro para quienes buscan no solo productos, sino una experiencia cultural única. Sin embargo, desde 2017, comerciantes externos comenzaron a instalarse en las inmediaciones, ocupando Eje 1 Norte y los cruces con Degollado y Camelia, aprovechando el flujo de visitantes atraídos por la fama del Chopo.

Una invasión que amenaza la identidad

César Salas, representante y director de actividades culturales del Tianguis, explica que los puestos invasores, estimados en unos 300, superan en número a los 220-230 integrantes legítimos del colectivo. Estos comerciantes, que imitan la estética y los productos del Chopo —discos, playeras, artículos de rock—, se posicionan estratégicamente en la salida de la estación Buenavista y el perímetro de la Biblioteca Vasconcelos, interceptando a los visitantes antes de que lleguen al corazón del tianguis. “Muchos visitantes ya no llegan hasta el fondo. O si llegan, llegan gastados. Dicen ‘ya compré allá, ahora con qué compro acá’”, lamenta Salas.

La declaratoria como Patrimonio Cultural Inmaterial, lejos de proteger al Chopo, exacerbó el problema. “Con la declaratoria, el Chopo tuvo un auge mayor de público, pero también arrastró la ambición de las autoridades”, señala Salas. Según él, la alcaldía Cuauhtémoc cobra alrededor de $400 semanales a los nuevos comerciantes, quienes no participan en las dinámicas culturales del tianguis, como la limpieza, la instalación de baños portátiles o el mantenimiento de un escenario para artistas emergentes.

Un legado cultural en riesgo

El Tianguis del Chopo no es solo un mercado; es un espacio de resistencia cultural. Desde sus inicios en 1980, ha sido cuna de bandas que hoy son referentes de la escena musical mexicana, donde se veía a Rockdrigo vendiendo sus cintas, Arturo Meza difundiendo allí su material, La Barranca, Maldita Vecindad, Zoé, Café Tacuva, dieron sus primeros pasos en el escenario del Chopo, un foro que ha dado voz a artistas emergentes excluidos de espacios más elitistas. “Es un esfuerzo para la comunidad, para que vengan a ver artistas que no son recibidos en otros lugares”, explica Salas. Además, el tianguis albergaba exposiciones de fotografía, artes plásticas y radio comunitaria, actividades que ahora se ven limitadas por la invasión de puestos.

La apropiación cultural es otro golpe. Los comerciantes externos no solo lucran con la fama del Chopo, sino que se benefician de su identidad sin contribuir a su labor cultural. “No estamos en contra del comercio, pero no es justo que lleguen a aprovecharse de nuestro esfuerzo”, sentencia Salas.

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“Somos cultura y patrimonio”: Una resistencia pacífica

Desde el 26 de julio de 2025, los choperos iniciaron la campaña “Somos cultura y patrimonio”, colocando letreros en sus puestos para diferenciarse de los invasores. “Es una denuncia pacífica para que la gente sepa que el Chopo original está aquí, no en el Eje 1 Norte ni en la salida del Metro”, afirma Salas. La campaña busca no solo preservar su identidad, sino también recordar a los visitantes el valor cultural de este espacio.

El problema no es nuevo. En 2017, tras el desalojo de un edificio en la calle Degollado, locatarios comenzaron a instalarse en las inmediaciones, y la alcaldía, en lugar de impedirlo, permitió su proliferación. Los choperos han buscado diálogo con las autoridades, pero las respuestas son escasas. En abril de 2025, se reunieron con el secretario de Gobierno, César Cravioto, quien prometió una solución para julio, pero hasta agosto no han tenido noticias. La alcaldía Cuauhtémoc, por su parte, no ha respondido desde enero, a pesar de su política de reordenamiento del comercio informal.

Un llamado a preservar la esencia del Chopo

El Tianguis del Chopo no solo lucha por su supervivencia económica, sino por mantener viva una tradición que ha dado voz a generaciones de artistas y ha forjado una comunidad única. Hoy, los choperos piden a los visitantes que apoyen al tianguis original, que reconozcan su esfuerzo y que ayuden a preservar este espacio como un símbolo de resistencia cultural. Como dice César Salas: “El Chopo es más que un mercado; es cultura, es patrimonio, es nuestra historia”.


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