Un testimonio publicado en TikTok e Instagram ha puesto al cantante español Alejandro Sanz en el centro de una controversia que ha generado un intenso debate en redes sociales. Ivet Playà, una joven catalana de 26 años, ha acusado al reconocido artista de manipulación emocional, abuso de poder y conductas que ella considera “moral y humanamente inaceptables”. En un video que acumula cientos de miles de reproducciones, Playà relata una relación que comenzó cuando ella tenía 18 años y él 49, describiendo cómo un sueño de fan se transformó en una “terrible pesadilla”. Aunque no presenta cargos legales ni acusa a Sanz de conductas delictivas, su denuncia ha abierto una discusión sobre las dinámicas de poder entre artistas y sus seguidores.
#YAhoraYo pic.twitter.com/cxIIBqNteN
— Ivet Playà ?? (@ivet_playa) June 15, 2025
El comienzo de un sueño
Todo empezó en 2015, cuando Ivet, entonces una adolescente y ferviente admiradora de Alejandro Sanz, comenzó a interactuar con el cantante a través de redes sociales. “Yo era su fan y él me siguió en Instagram. Alucinaba con que alguien tan famoso y querido me mandara mensajes privados, comentara mis fotos o incluso publicara cosas mías”, relata Playà en su video. Para respaldar su testimonio, incluyó capturas de pantalla que muestran interacciones públicas entre ambos, como “likes” y comentarios del cantante en sus publicaciones.
La admiración de Ivet la llevó a dedicar gran parte de su tiempo y recursos al artista. A los 19 años, trabajó como dependienta para costear viajes y entradas a sus conciertos, llegando a asistir a diez presentaciones en un mes y medio. “Alejandro sabía perfectamente quién era yo. Sabía que era una niña”, enfatiza, destacando la brecha de edad y experiencia entre ambos. El vínculo culminó en un encuentro privado en 2015, cuando ella tenía 18 años y Sanz, 49.
De fan a empleada
En 2019, con 22 años, Ivet tomó una decisión que marcó un antes y un después en su vida: dejar su hogar en Barcelona para mudarse a Madrid y trabajar para Alejandro Sanz. Según su relato, el cantante la contrató para desempeñar tareas relacionadas con la gestión digital y redes sociales. Lo que parecía la realización de un sueño pronto se convirtió en una experiencia inquietante. “Nos espiaban las conversaciones privadas. No tenía nada que esconder, pero eso ya me parecía extraño”, denuncia.
La relación profesional evolucionó hacia un vínculo íntimo y sexual, que Playà describe como traumático. “Se suponía que estaba viviendo un sueño, pero se convirtió en una terrible pesadilla”, asegura. En su testimonio, habla de sentirse “engañada, utilizada, humillada y sucia”, especialmente por la incertidumbre sobre quién pudo haber accedido al contenido íntimo que compartió con Sanz. “No sé quién ha visto lo que le mandaba en mi más absoluta intimidad”, confiesa con visible dolor.
Una denuncia moral, no legal
Ivet Playà ha sido enfática en aclarar que no acusa a Alejandro Sanz de conductas delictivas. En una historia de Instagram publicada tras la viralización de su video, escribió: “Todas mis declaraciones se refieren exclusivamente a actitudes y comportamientos moral y humanamente inaceptables. En ningún caso he culpabilizado ni pretendo culpabilizar a Alejandro Sanz de ninguna conducta delictiva”. Su objetivo, según explica, es visibilizar una dinámica de poder desigual y cerrar una etapa que la marcó emocionalmente.
La joven también conecta su experiencia con una entrevista que Sanz concedió a Vanity Fair en marzo de 2025, donde el cantante afirmó que a veces “se lleva a la gente por delante” y que es “peligroso”. “A mí me ha llevado por delante. Me ha dado miedo. Él mismo lo reconoce”, declara Playà, señalando que Sanz “vive en una realidad paralela” donde “se siente por encima del bien y del mal”.
Reacciones divididas en redes sociales
El testimonio de Ivet ha generado una ola de reacciones en plataformas como TikTok, Instagram y X. Mientras algunos usuarios expresan solidaridad con la joven, usando hashtags como #YoSíTeCreoIvet, otros cuestionan la falta de detalles específicos o sugieren que Playà busca atención pública. “Te quiero comprender, pero necesito más información”, comentó un usuario en TikTok. Otros han criticado que la denuncia se haya hecho en redes sociales y no por vía legal, aunque Ivet ha respondido pidiendo tiempo para compartir más detalles y pruebas.Uno muy bueno dice: Te coges a Alejandro Sanz siendo ya una adulta, creíste que ya con eso te iba a proponer matrimonio y vivirías a su lado, pero como no pasó (qué sorpresa), entonces ahora quieres que lo cancelen. No mames.
Un debate sobre poder y responsabilidad
Más allá de las acusaciones específicas, el caso de Ivet Playà ha reavivado la discusión sobre las relaciones entre figuras públicas y sus fans, especialmente cuando existen marcadas diferencias de edad, estatus y poder. Playà, quien se describe como gimnasta profesional y gerente creativa digital, asegura que su testimonio no busca venganza, sino sanación personal y visibilizar una problemática que podría no ser un caso aislado. “La Ivet de hoy sabe lo que es un vínculo sano, proporcional y recíproco”, concluye en su video.
Mientras el silencio de Alejandro Sanz alimenta la especulación, el caso plantea preguntas incómodas sobre la ética en las dinámicas entre artistas y sus seguidores, así como el impacto emocional de relaciones marcadas por el desequilibrio. Por ahora, Ivet Playà ha prometido compartir más detalles para respaldar su historia, dejando claro que su denuncia no es solo por ella, sino “por la niña que fue y la mujer que es hoy”.