El 11 de junio de 2025, el mundo se despidió de Brian Douglas Wilson, el cerebro detrás de The Beach Boys, quien murió a los 82 años en Los Ángeles, tras batallar con demencia y problemas de salud mental que lo acompañaron gran parte de su vida. Su familia, con el corazón roto, compartió la noticia en redes: “Nos duele anunciar el fallecimiento de nuestro querido padre. Nos faltan las palabras. Por favor, respeten nuestra privacidad”.
El genio que reinventó el pop
Brian Wilson no solo fue un músico; fue un arquitecto sonoro que cambió la historia del rock y el pop. Fundador de The Beach Boys en 1961 junto a sus hermanos Dennis y Carl, su primo Mike Love y su amigo Al Jardine, creó un sonido que capturó el sueño californiano: sol, surf, autos y amores juveniles. Pero no se quedó en lo fácil. Su obra maestra, Pet Sounds (1966), es un monumento al pop, con armonías vocales complejas y una producción tan innovadora que hasta Paul McCartney confesó que lo inspiró para crear Sgt. Pepper’s de The Beatles: “¡Ay, Dios mío!, este es el álbum de todos los tiempos… ¿Qué demonios vamos a hacer?”. Brian llevó el pop a otro nivel, compitiendo mano a mano con los Beatles y marcando a generaciones, desde Bob Dylan, que dijo que su oído merecía estar en el Smithsonian, hasta Judee Sill y Charly García.
Un paso adelante con técnicas y capas de sonido
Lo de Brian era pura magia en el estudio. Al igual que Phil Spector y su “Wall of Sound”, perfeccionó una técnica de capas de sonido que mezclaba instrumentos orquestales, efectos inusuales (como botellas de Coca-Cola en Pet Sounds) y armonías vocales que parecían coros angelicales. A los 16 años, con una grabadora de dos pistas, ya experimentaba con overdubbing, superponiendo voces y piano para crear texturas únicas. En Pet Sounds, usó tres estudios distintos y a la Wrecking Crew, una pandilla de músicos de sesión, para dar vida a su visión: melodías que sonaban como “una joya en la muñeca de una chica”. Su proyecto Smile, aunque cancelado en 1967 por su inestabilidad mental y la presión de Capitol Records, fue una “sinfonía adolescente para Dios” que, al lanzarse en 2004, mostró su ambición psicodélica con fragmentos sonoros que parecían paisajes de otro mundo. Good Vibrations, con su producción revolucionaria, fue el pináculo de su experimentación, un hit número uno que aún suena como el futuro.
Su legado
El impacto de Brian es imborrable. Con más de 30 sencillos en el Top 40 y 100 millones de discos vendidos, The Beach Boys definieron una era. Pet Sounds es el número 2 en la lista de Rolling Stone de los 500 mejores álbumes, solo detrás de Sgt. Pepper’s. Su influencia va desde los Beatles hasta Flaming Lips y Animal Collective, pasando por el pop barroco y la psicodelia moderna. Canciones como God Only Knows, Wouldn’t It Be Nice y Surfin’ USA son himnos que evocan un verano eterno, pero también una melancolía profunda que Brian, con su sensibilidad única, plasmó como nadie. Su lucha contra la demencia, las adicciones y un padre abusivo no opacó su brillo; al contrario, lo humanizó, mostrando que el genio nace del caos.
Un estilo que reflejaba su alma
Brian no era el surfista bronceado que cantaba; él surfeaba en su mente. Mientras sus compañeros lucían camisetas de rayas y tablas de surf para las fotos, Brian era un tímido genio de gafas de pasta, más cómodo en el estudio que en el escenario. Su look sencillo, con camisas casuales y esa sonrisa torcida, contrastaba con la extravagancia de su música. Nunca necesitó alardear; su estilo era su sonido: impecable, emocional y eterno. Incluso en sus peores momentos, con alucinaciones y un piano en una caja de arena, Brian seguía buscando la belleza.
Brian Wilson fue un niño herido que creó un paraíso sonoro para escapar de sus demonios. Su música, llena de armonías celestiales y experimentación audaz, nos enseñó que el pop puede ser arte, emoción y revolución. Mientras surfea olas eternas en el cielo, su legado sigue resonando como un eco glorioso.