El papa Francisco, el primer pontífice no europeo en casi 1.300 años, falleció el lunes a los 88 años.
Jorge Mario Bergoglio declaró en vida que deseaba una ceremonia funeraria más sencilla que las de sus antecesores, y tuvo mucho cuidado en asegurarse de que el aparato vaticano siga sus instrucciones.
Francisco rompió las tradiciones de sus predecesores también con su última voluntad. El Papa, fallecido este lunes de Pascua (25 de abril de 2025) a la edad de 88 años, quería ser enterrado en otro lugar, y de otro modo: no en la Basílica de San Pedro y sin ninguna ceremonia que pueda parecer majestuosa.
"Cuando llegue el momento, no seré enterrado en la Basílica de San Pedro, sino en Santa María la Mayor", escribió Francisco en su autobiografía "Esperanza", publicada en enero de 2025. El Vaticano podía ser su "último lugar de trabajo en la Tierra", pero no su lugar de residencia para la eternidad.
Francisco detalló además que quería ser enterrado muy cerca de "la Regina della Pace", la estatua de la virgen María a la que siempre había recurrido en busca de ayuda durante su pontificado, y que lo "había abrazado más de cien veces”. "Me han confirmado que está todo listo”, apuntó en su momento. Incluso después de sus 38 días en la Clínica Gemelli, durante los cuales la gente de todo el mundo temió por la vida de Francisco, su viaje de regreso al Vaticano tomó un desvío. El Papa quería pasar al menos unos breves instantes de oración frente a Santa María la Mayor.
Entierro en su iglesia favorita
Así, en su último viaje, Francisco llegará a su iglesia romana favorita, a unos cuantos kilómetros de la Basílica de San Pedro, al otro lado del río Tíber, no lejos de la estación principal de trenes de Roma y del centro de la capital italiana. La iglesia, consagrada hace casi 1.600 años, está en una posesión extraterritorial del Vaticano. Casi todos los visitantes de Roma conocen este edificio, que impacta por su decoración de mosaicos, que data casi en su totalidad del siglo V.
Antes de Francisco, siete papas, entre los siglos XII y XVI, encontraron su morada final en este lugar. Esto lo convierte en el primer Papa en casi 150 años que no tendrá su sepulcro en la Basílica de San Pedro. El caso más reciente es el de Pío IX (1846-1878), quien inicialmente fue enterrado en la Basílica de San Pedro, pero tres años más tarde, atendiendo a su voluntad, fue trasladado a la basílica romana de San Lorenzo Extramuros.
Humilde en la vida y en la muerte
Francisco también se distanció en su autobiografía de la bien ensayada ceremonia fúnebre del Vaticano, a la que consideraba "bastante pomposa". Con él todo será más sencillo: ni catafalco ni plataforma dorada para el ataúd, como tampoco ceremonia para cerrarlo. Además, prescindió de los tres ataúdes principales, hechos de ciprés, plomo y roble. Francisco lo explicó así: "Con dignidad, pero por lo demás como cualquier cristiano normal, porque el Obispo de Roma es pastor y discípulo, no un poderoso de este mundo".
También fue típico de las acciones de Francisco en los últimos años de su mandato el modo en que comunicó la decisión sobre su lugar de entierro, de una forma más bien informal. Era un anuncio importante que, empero, no tuvo una declaración oficial ni fue realizado en un discurso en su rol de jefe eclesiástico. El Papa simplemente expresó su deseo en las varias entrevistas que dio antes del décimo aniversario de su elección papal, fecha que se cumplía el 12 de marzo de 2023.
El papa citó el funeral de su predecesor, Benedicto XVI, quien murió en la víspera de Año Nuevo de 2022, tras nueve años de retiro. Las autoridades responsables del Vaticano se habían devanado los sesos analizando cómo organizar el funeral de un papa que ya no estaba en funciones,
Francisco dijo que se había aprovechado esto como una oportunidad para simplificar "la ceremonia de entierro de los futuros papas, de todos los papas". Los expertos de la Iglesia habían eliminado todos los elementos que "no son apropiados litúrgicamente", señaló. Los funerales de Benedicto XVI fueron más sencillos, pero sin omitir referencias a su dignidad papal.
Despedida en la Basílica de San Pedro
Todo lo que contó Francisco en entrevistas desde 2023 fue incorporado a un conjunto de reglas eclesiástica en el otoño de 2024 con el título en latín "Ordo Exsequiarum Romani Pontificis" (orden de entierro de los papas romanos).
Todavía está previsto que los fieles puedan despedirse de Francisco en la Basílica de San Pedro. A diferencia de sus antecesores, sin embargo, el ataúd de madera permanecerá cerrado. Benedicto XVI yacía elevado en un catafalco y solo después de esta ceremonia fue colocado en el triple ataúd. Eso no ocurrirá con Francisco.
En el caso de los tres últimos papas fallecidos en ejercicio (Juan Pablo II en 2005, Juan Pablo I en 1978, Pablo VI en 1978), así como en el caso de Benedicto XVI, que renunció a principios de 2013, el entierro tuvo lugar el sexto día después de anunciarse la muerte. Eso también deberá ocurrir ahora.