Las plazas comerciales en la Ciudad de México han sido fundamentales en la transformación del paisaje urbano y en la configuración de los hábitos de consumo de las y los habitantes. Desde su aparición en la década de 1960, estos espacios han evolucionado para ofrecer experiencias de compra únicas, adaptándose a las demandas de una población cada vez más cosmopolita.
En ese contexto, la capital del país cuenta con decenas de plazas comerciales cada una ofreciendo una propuesta única en términos de tiendas, entretenimiento y gastronomía. Estas plazas no solo sirven como centros de compra, sino también como espacios de encuentro social y cultural.
Desde sus incipientes comienzos hasta convertirse en referentes de lujo y sofisticación, estos espacios comerciales reflejan la dinámica y diversidad de una ciudad en constante evolución, como lo es la Ciudad de México.
El Orígen de las Plazas Comerciales en la CDMX
La historia de las plazas comerciales en la capital mexicana comienza en 1969 con la inauguración de Plaza Universidad. Ubicado en la colonia Santa Cruz Atoyac, este centro comercial fue el primero en el país en contar con una tienda departamental como ancla, en este caso, Sears. Con 75 locales y estacionamiento para 500 vehículos, marcó el inicio de una nueva era en el comercio capitalino.
Posteriormente, en 1971, se abrió Plaza Satélite, diseñada también por el arquitecto Juan Sordo Madaleno. Este centro comercial introdujo una propuesta innovadora al incluir una pista de hielo, diversificando las opciones de entretenimiento para los visitantes
En 1980, Perisur abrió sus puertas en el sur de la ciudad, consolidándose como uno de los centros comerciales más emblemáticos. Situado en la colonia Jardines del Pedregal, ofreció una amplia variedad de tiendas y servicios, incluyendo tiendas departamentales como Liverpool y El Palacio de Hierro.
Así serán las nuevas plazas comerciales en México
En un momento en que el comercio electrónico ha revolucionado las dinámicas de compra y ha puesto en jaque al modelo tradicional de retail, Fibra Uno (FUNO), el fideicomiso de inversión en bienes raíces más grande de América Latina, está tratando de convertir los centros comerciales en espacios de experiencias integrales que van más allá de la simple transacción de productos.
Con un portafolio de 147 propiedades y más de 3 millones de metros cuadrados de área bruta rentable, FUNO está redefiniendo el rol de los centros comerciales en la vida urbana. Plazas como Portal San Ángel, Patio Universidad y Patio Tlalpan, en la Ciudad de México, son ejemplo de esta evolución: centros que integran ocio, compras y servicios, todo en un mismo lugar.
La transformación impulsada por FUNO no ocurre en aislamiento. Según un estudio reciente de Getin, firma especializada en retail analytics, las visitas a centros comerciales en México crecieron un 3.9% durante 2024 en comparación con el año anterior. Esto demuestra que, pese al auge del comercio electrónico, los mexicanos siguen valorando la experiencia física de compra.
Tocar, probar, convivir, y recorrer espacios compartidos sigue siendo una necesidad emocional y social que el e-commerce no ha podido replicar del todo. La oferta diversificada —que incluye desde tiendas minoristas hasta zonas de entretenimiento, restaurantes, bancos, gimnasios y clínicas— ha convertido a los centros comerciales en ecosistemas urbanos que responden a un estilo de vida más conectado, familiar y comunitario.
El modelo implementado por Fibra Uno apunta hacia un futuro en el que los centros comerciales serán mucho más que espacios de consumo: serán hubs sociales, capaces de adaptarse a las nuevas generaciones de consumidores y a sus hábitos de vida.