Gustavo Santaolalla al rescate y preservación de instrumentos perdidos

El músico y productor Gustavo Santaolalla está colaborando con el proyecto de investigación “Inteligencia Musical”. Se trata de recuperar, conservar y dar una nueva vida a instrumentos y sonidos perdidos o en riesgo de extinción a través de la tecnología y la innovación.

En el taller Santaolalla ha analizado creaciones originales de los alumnos, enriquecidas con esos sonidos e instrumentos en peligro de desaparición, a los que se da un nuevo uso gracias a la experimentación y la tecnología. La utilización de instrumentos prehispánicos, africanos y europeos han imprimido un estilo muy propio en las composiciones, que rezuma personalidad y raíces, pero también innovación y vanguardia, gracias al empleo de la tecnología, pero guiada por el pensamiento creativo humano.

Es un estilo creativo que el propio Santaolalla defiende con el punteo de su ronroco, instrumento de origen boliviano que ha utilizado en la composición de la banda sonora del célebre videojuego. Entre esos instrumentos empleados en el taller se encuentran la ocarina jaguar empleada por los mayas; la vasija silbadora búho de agua, utilizada por las culturas nazca, vicus y mochica; la flauta sin agujeros pincullo, empleada por los indígenas amazónicos; el krin, conocido como el "primer teléfono" porque permitía establecer comunicación con él a varios kilómetros de distancia, y empleado en Oceanía y África, y otros de origen europeo como el rabel, el violín de los pastores trashumantes de España.

“Me gusta reivindicar el empleo de diferentes instrumentos y sonidos para obtener una música diferente, no convencional. Por eso me interesa la recuperación de sonidos e instrumentos perdidos y el empleo de la tecnología con un fin diferenciador, alejado de producciones que suenen a copia. Este proyecto es una herramienta al servicio de la creatividad”, dijo Santaolalla.

“Queremos sacar de las vitrinas y museos esos sonidos olvidados y ponerlos a disposición de todos”, ha declarado Daniel Batán, Director del Área de Música de la Escuela Universitaria de Artes TAI. “El proyecto de investigación ‘Inteligencia Musical’ posibilita una creación diferenciadora, que conjuga raíces e innovación, y que contribuye a un cambio de paradigma en la creación musical actual, y fomenta la creatividad con un factor distintivo”.

Inteligencia Musical

La base de sonidos del proyecto de innovación e investigación “Inteligencia Musical”, en la que ya están aislados y recogidos algunos de los sonidos empleados en el taller, es una iniciativa con un fin aspiracional de índole cultural, social, antropológico y creativo. Persigue dejar un legado artístico sonoro, gracias a la recuperación y conservación de sonidos antiguos -y nuevos-, tanto musicales como cotidianos, gracias al empleo de la tecnología.

En el repositorio de sonidos se encuentra reseñado el propio instrumento, el sonido que produce de forma aislada y la aplicación o nuevo uso dentro de una pieza musical o composición, es decir un ejemplo de su utilización después de haber pasado por la pátina de la creatividad y la innovación. También se recoge la atribución de autoría.

¿Por qué recoger estos sonidos?

Existen centenares de instrumentos musicales en riesgo de extinción, que construyen nuestra identidad y raíces. La UNESCO reconoce esta problemática desde 1981, cuando lanzó una guía para registrarlos con el fin de contribuir a su preservación y en su Convención sobre Patrimonio Inmaterial de 2003 incluye los instrumentos en peligro de desaparición como parte de ese patrimonio a conservar. Perderlos solo los convertirá en sonidos olvidados y, con ellos, se borrará también parte de nuestra esencia, de nuestra historia. Sin embargo, registrar su sonitus permitiría que perduren en la memoria auditiva e histórica de la sociedad. “Inteligencia Musical” quiere traerlos, actualizarlos, darles nueva vida.

Además, contribuir con originalidad y nuevos elementos introduce una herramienta innovadora en la música actual, que tiende a sonar cada vez más parecida según un estudio del CSIC, que analizó medio millón de canciones del último siglo. La tecnología, en este proceso, está contribuyendo a que se homogeneice. Sin embargo, la IA correctamente empleada puede enriquecer las posibilidades de este arte y permite un contexto de oportunidad para composiciones alternativas y para artistas que exploran su autenticidad.

Algunos instrumentos utilizados en el taller



Búho de agua: Es una vasija silbadora utilizada por las culturas nazca, vicús y moche, cuyos orígenes se remontan a un periodo comprendido entre el año 1600 a. C. y el 300 d. C.  Forman parte de la familia de las flautas globulares, siendo la ocarina la más conocida. Los búhos de agua se utilizaron en toda Mesoamérica, y representan un alto grado de conocimiento acústico y morfológico. Se cree que se usaban en ceremonias funerarias

Pincullo: Flauta sin agujeros utilizada por las comunidades de la Amazonía, de formato similar a otros instrumentos como el tilenco rumano, la fujara eslovaca o varias flautas de origen asiático. Su función es producir los sonidos armónicos del tono principal mediante el control del caudal de aire que se insufla en ella.

Rabel: Violín de los pastores trashumantes de España, muy popular en la península, que elaboraban ellos mismos. Un rabel puede tener una, dos o tres cuerdas, de metal o de tripa. La tapa armónica suele ser de madera o de hojalata y la cuerda del arco es de crin de caballo. El que se ha utilizado proviene del Valle de Polaciones y fue elaborado por el maestro Quintana, ya fallecido.

Krin: Es un tambor de llamada procedente de Costa de Marfil. Al krin se le ha llamado “el primer teléfono”, ya que su sonido puede recorrer kilómetros. Desde sus orígenes, su principal función ha sido la de facilitar la comunicación entre aldeas y pueblos, no siempre cercanos. Su morfología humana alude a la fertilidad, ya que produce el sonido en la misma cavidad donde estaría el vientre de una persona.

Bandola: Instrumento de cuerda inspirado por la bandurria española y muy extendido en Latinoamérica. La que se ha empleado en el taller es una bandola venezolana, de cuatro cuerdas. También existen la bandola colombiana, con doce cuerdas, y la andina, que usa seis. Este instrumento goza de amplia popularidad en América del Sur.


Jaguar: Ocarina procedente de Perú con forma zoomorfa. El uso de la arcilla por los pueblos precolombinos inspiró múltiples creaciones similares. En el taller también se ha utilizado un silbato de origen maya que imita el rugido de un jaguar. La creación de silbatos que imitan los rugidos de los animales fue frecuente en la región centroamericana.

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Lira: Un conocido instrumento de cuerda percutida, origen griego y amplia presencia en las culturas mediterráneas. El ejemplar, construido por el luthier Alberto Mengs, constituye un ejemplo de recuperación de instrumentos en desuso. La calabaza utilizada es de Níger, decorada por la etnia Peúl; la tapa armónica de oveja proviene de Turquía, y las cuerdas son las de un kanoun, instrumento oriental. El modelo recibe el nombre de Andrómeda, al ser “hijo” de dos anteriores, llamadas Casiopea y Centaurus, siguiendo las constelaciones ptolemaicas.

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