Por Said Flores Alonso
@saidfa_
Aunque aún falta tiempo para la integración de la Cámara de Diputados que legislará los próximos tres años, el reordenamiento de las fuerzas políticas al interior de ese órgano legislativo se está construyendo en torno a temas torales cuyo centro de gravedad es el Presupuesto de Egresos de la Federación.
Durante la semana posterior a las elecciones, fue común escuchar y leer algunos análisis sobre cómo se compondrían las alianzas y la oposición al partido del Presidente. En los medios principales de comunicación, el cuento sigue siendo el mismo: ¿cómo se conformará el bloque opositor al representante del Ejecutivo Federal?
Paralelamente el Presidente y la dirigencia del Partido Revolucionario Institucional se mostraron abiertos a negociar “por el bien de México”. Si algo entienden bien los priístas en el contexto de ser minoría y no contar con un liderazgo fuerte en torno al cual puedan aglutinarse, es la importancia de negociar en el Legislativo antes de todo fatídico 15 de noviembre. Asunto que pierden de vista los analistas que encumbran la narrativa de la “oposición”.
El PRI parece tener más incentivos para acercarse al Ejecutivo Federal que sostener una alianza férrea y compacta con el PAN hasta el 2024. El Presupuesto de Egresos es en realidad el ámbito más importante de negociación para las principales fuerzas políticas del país, incluso los más férreos opositores a López Obrador lo entienden.
Si observamos con detenimiento, ya hay líderes del PAN levantando la mano para dialogar y entablar negociaciones importantes con Morena, y esto obedece a la lógica de que nadie se quiere pelear con el administrador de los dineros.
Si observamos con mayor detenimiento y nos alejamos de la lógica del análisis sistémico de partidos: Morena cuenta con mayoría de gubernaturas, con más del 50% de los congresos locales, el bloque opositor de gobernadores ha quedado caricaturizado en su paso anecdótico por el primer trienio; por si fuera poco, las alcaldías de la CDMX y los municipios del Edomex que ganó la alianza PAN, PRI y PRD, tendrán alcaldes ávidos de escalar sus necesidades presupuestales hasta el Ejecutivo Federal y empujando a las dirigencias de sus partidos a negociaciones que no estaban en la agenda partidista. Los dados parecen estar todavía más cargados hacia AMLO en comparación con el 2018.
Aun falta analizar los perfiles de los nuevos gobernadores, la sucesión en la dirigencia del PRI y la negociación que podría darle la gubernatura del Edomex al mismo grupo que hoy lo gobierna, en el actual contexto, considero que el apellido Murat cobra mayor relevancia, pero de eso ya escribiré más adelante. Mientras tanto, sólo queda esperar la repartición de las plurinominales y observar con detenimiento la ruta crítica que seguirán las inevitables reformas constitucionales, aunque, algunas de ellas, seguramente descafeinadas.
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