En la opinión de Gil Guillen - Y, ¿Cómo estamos?

Desde siempre, hemos tenido que estar listos para actuar ante los nuevos retos que en el día a día se nos presentan. Sin embargo, en los meses recientes la necesidad cambio y adaptación ha sido más acelerada; necesidad que no va a terminar hasta que cese la actual contingencia por la que atravesamos (así es, todavía no termina, somos bastantes los que faltamos por vacunar). Para muchos esta época puede representar en lo que a su vida personal y laboral se refiere, uno de sus mayores desafíos.

Imaginemos que ya estamos en diciembre de este año, que la contingencia ha terminado (o tal vez antes… ojalá que así sea); sigamos imaginando y ahora que de nueva cuenta es sumamente sencillo reencontrarnos con familiares y amigos, frecuentar lugares públicos (cines, museos y teatros), asistir a eventos multitudinarios, como son conciertos y eventos deportivos; que de nueva cuenta podemos salir sin los cuidados excesivos a los que ya nos acostumbramos, imaginemos esto entre otras cosas. Pero antes de que eso suceda, ya muchas cosas han cambiado en este tiempo, en esta todavía llamada nueva normalidad; por ejemplo, cambió nuestra experiencia como personas, familias (padre, madre, hijo e hija, esposa y esposo), ciudadano, cliente y colaborador en una empresa.

En el ámbito laboral, este último año ha sido, aun con los beneficios que el hacer home office trae consigo (ahorro de tiempo en traslados de casa a oficina y viceversa, disminuir gastos por no hacer uso de oficinas y no desperdiciar tiempo en el tráfico, entre otros), como ningún otro lapso, en el que más cambios de conducta de los empleados se han presentado de manera más rápida y profunda; así como en su bienestar -para bien o para mal-; en este punto, ligado a la gestión del capital humano, las empresas y sus directivos han estado poniendo atención. Y las organizaciones que no están atendiendo a sus activos más importantes, a sus colaboradores, podrán ver afectado su modelo de negocio.

El aspecto que llamamos personal no es de menor importancia. En casa, con familiares, amigos y con uno mismo, es importante identificar y analizar nuestros cambios de conductas y bienestar y procurar estar bien. Cada persona es un mundo, cada una con su historia y situación particular. Y así como en una empresa, quien no entienda y atienda esto, atraviesa el riesgo de ser perjudicado o perjudicar a los suyos.

Ante nuevas experiencias, como la que actualmente continuamos atravesando, siempre debemos de estar listos para actuar. La contingencia no ha terminado y la manera de interactuar, tanto en el trabajo como en casa seguirá modificándose. En estos dos ámbitos hay herramientas, métodos, apoyos, especialistas, o como queramos llamarlos, o simplemente amigos y familiares que nos permiten sortear esta situación extraordinaria de manera exitosa. El bienestar propio y el de quienes nos rodea es prioridad, se debe de monitorear y atender cuando sea necesario.

Así como lo es para las organizaciones, en lo personal esta etapa sigue siendo una oportunidad para cambiar, para adaptarse, para ver y atender otros caminos que no habíamos explorado, para prepararnos para futuras situaciones extraordinarias ya que, es bastante probable que esta no sea la última que nos toque atravesar.

Gilberto Guillén

Experto en nada


Leído 504