Código de Ingresos - Aún débil el piloto de “domésticas” ¡es lo que hay!

Por Guadalupe Romero

Aún débil el piloto de “domésticas”, ¡es lo que hay!

Pese a la recuperación de los empleos perdidos durante la crisis por pandemia Covid-19 el año pasado, que muestran los datos mensuales del IMSS, de Zoe Robledo, en donde el empleo formal se acerca a los 20 millones con los que inició 2020, el trabajo doméstico remunerado continúa invisible.

Al cierre de 2019 el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó un convenio-orden para que el IMSS arrancara un programa piloto para dotar de seguridad social a los mexicanos dedicados a la actividad doméstica; sin embargo, los números aún son poco alentadores.

Para ocupar los últimos días del mes de la mujer (viene abril y lo discursos a favor de la infancia se alistan) aprovechemos los reflectores a la tarea de acortar la brecha de género, y pongamos en la mesa también a las trabajadoras domésticas (los hombres dedicados a este quehacer son menos de 20% del total).

Datos del INEGI, con Julio Santaella al frente, revelan que en el país hay 2.5 millones de empleadas domésticas remuneradas, y de éstas, según el piloto del IMSS en febrero pasado se afiliaron 27,295. Al corte de enero se reportó que el total era de 15,193 incorporadas, lo que suma poco más de 40 mil empleadas con IMSS; es decir, menos del 2% con seguridad social.

Yo te cuido, y ¿Quién a mi?

Hablando de mujeres olvidadas, cuya brecha de género no solo las aplasta sino, ante el riesgo de salud que corren por atender la limpieza, cocina y otros quehaceres, las mantiene vulnerables sin seguridad social que las provea de servicios de salud y previsión; tenemos que reconocer que hay una gran deuda con las trabajadoras domésticas, leyes que resguarden sus derechos e integridad humana.

Lo mismo que las llamadas “amas de casa”, que de amas (dueñas y dirigentes) en muchos casos solo son las “cariñosamente” denominadas “amás”… “amá tengo hambre… amá me das… amá me haces… amá no encuentro…” etcétera, las mujeres dedicadas a administrar y atender un hogar en cuento a derechos también son invisibles.

Un estudio de Citibanamex revela que las mujeres destinan 51.4 horas semanales al trabajo no remunerado en el hogar, en comparación con 20 horas que los hombres aplican. Esta diferencia se incrementó durante la pandemia “por la pérdida extraordinaria de empleos, el cuidado emergente de los hijos -ante el cierre de las escuelas- y de enfermos por Covid-19 y otros padecimientos sub atendidos”.

El análisis del grupo financiero continúa y recopila datos contundentes del INEGI, IMSS y Banco de México. Se refiere que en enero hubo 5.5 millones de mujeres dispuestas a trabajar pero que no buscaron empleo por considerar que “no tenían posibilidades”. Esa cifra era de 3.7 millones antes de la pandemia.

Y más, cifras de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) señalan que la brecha salarial promedio (diferencia entre el pago que reciben una mujer y un hombre por un trabajo igual) entre los miembros de ese organismo es de 13%.

En América Latina la contracción económica derivada de la pandemia tendrá importantes impactos en el empleo y precarización de las condiciones laborales de las mujeres. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estima que el impacto para las mujeres constituirá un retroceso de más de 10 años en su participación en el mercado laboral.

La desproporcionada pérdida de empleos de las mujeres se explica, en gran medida, por la feminización de labores vulnerables a la pandemia. Las mayores pérdidas de empleos de las mujeres se observan en las actividades comerciales, en restaurantes, servicios de alojamiento y servicios diversos, actividades que concentran la mitad de los puestos laborales de las mujeres y donde la actividad económica registró los mayores retrocesos.

De esos datos que sí existen

Por si acaso, guarda estos datos para evitar recurrir a la memoria de los otros datos. El Centro de Estudios de Especialistas del Sector Privado (Ceesp), del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de Carlos Salazar Lomelín, en su análisis semanal advierte una importante debilidad de los ingresos del sector público.

Y apunta que “los recursos presupuestados para el año serán insuficientes al resultar sobrestimados. En enero los ingresos del erario fueron 12% menores a los de un año antes. Además, fueron menores en 14,920 millones de pesos a lo presupuestado originalmente”.

“El hecho de que se estime un crecimiento elevado de la economía para 2021 no asegura que la recaudación tributaria mejore. En su caso, una tasa de crecimiento aparentemente elevada se debe a un efecto aritmético y no precisamente a un mayor dinamismo de la economía.

“Sólo con que se mantenga el nivel del PIB del último trimestre de 2020, el PIB de 2021 sería mayor en 3.5%. Aunque hay que señalar que, desde ciertos puntos de vista, este escenario no está asegurado. Considérense por ejemplo los datos del Estudio sobre la Demografía de los Negocios 2020 (EDN), que indican que la pérdida neta de unidades económicas durante 2020 fue de casi 400 mil, lo que implicó una pérdida neta de 2.9 millones de empleos. Esto y otras señales apuntan a una menor tributación”, advierten los analistas.

Y solo por hablar de la magnitud real de la pérdida del empleo y en particular de los trabajos remunerados de las mujeres, sus oportunidades y circunstancias para contribuir al crecimiento de este nuestro país aún incierto en medio de la urgente reactivación.

Buena semana, nos leemos el jueves…. Aún marzo, aún “mes de la mujer”.


Leído 337