Javier Ojeda - Incorrecto

Javier Ojeda, la voz inconfundible de Danza Invisible durante más de cuatro décadas, se ha permitido en 2024 un capricho tan arriesgado como delicioso: versionar canciones ajenas que, de una forma u otra, han marcado su vida. El resultado es «Incorrecto», un disco de covers que no pretende ser un grandes éxitos encubierto ni un ejercicio nostálgico fácil, sino una declaración de amor al pop en su sentido más amplio y, sobre todo, una exhibición de personalidad. La apertura de “Una y otra vez” ve el mítico “Time after time” de Cyndi Lauper reelaborado a base de ráfagas de guitarra y teclados distorsionados.

Lo primero que sorprende es la selección. Ojeda no va a lo seguro. Aquí no encontrarás «Sabor de amor» ni guiños obvios al repertorio de su banda madre. Es un repertorio aparentemente caótico que, sin embargo, funciona porque todo lo une una mirada: la de un cantante que siempre ha cantado como si estuviera contando una historia en la barra de un bar a las cuatro de la mañana. La producción, a cargo del propio Ojeda. Predominan los instrumentos orgánicos, los medios tiempos elegantes y un cierto aroma andaluz que se cuela incluso en las canciones más anglosajonas. El fraseo de Javier está en un momento dulce punto de madurez: ya no necesita demostrar potencia, así que se permite susurrar, jugar con los silencios y estirar las vocales con esa mezcla de canalleo y melancolía que le es tan propia. Los momentos más altos del disco llegan cuando Ojeda se sale completamente del guion original.

Quizá que algunas versiones se quedan un poco en tierra de nadie, respetuosas pero sin terminar de despegar y que el oyente que busque la energía de Danza Invisible en los 80 se va a llevar un chasco: este es un disco de hombre de 60 años que ya no tiene nada que demostrar y se permite el lujo de cantar lo que le da la gana, como le da la gana. En resumen, «Incorrecto» es uno de los discos de versiones más personales y coherentes que ha dado el pop español en mucho tiempo. No revolucionará nada, pero tampoco lo pretende. Es Javier Ojeda en estado puro: elegante, sentimental, un poco gamberro y absolutamente convincente. Muy recomendable para quienes disfrutan viendo a un gran cantante salirse del tiesto con clase.


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