El fondo de las cosas: "El maratón de la vida"

Por: Mario Maraboto

Hace unos días recordamos a los Santos difuntos. Celebramos el Día de Muertos.

Una forma en la que recordamos a nuestros difuntos es haciéndolos presentes a través de todo aquello que nos dejaron como experiencia, como vivencia y como un ejemplo. Aunque ellos ya no están físicamente con nosotros, siempre están presentes en nuestra vida a través de su recuerdo y de sus historias de vida.

Justo en la víspera del día de los muertos me enteré de la partida de este mundo de un amigo periodista que cinco días antes había publicado en su cuenta de Facebook: “Este domingo correré un maratón más y como cada 42.2K que corremos, será diferente y esas canciones seguramente me darán fuerza para hacer unos metros más.” Él era Pedro Suárez Aguilar, amante de los maratones, pero también de su trabajo.

Pedro está presente en la mente de muchos que lo conocimos, ya sea por alguna aventura periodística, algún reportaje, una entrevista, una comida, alguna anécdota, etcétera. En mi caso siempre lo recordaré por un tema de trabajo, una anécdota que describe su profesionalismo y entrega al trabajo.

En alguna ocasión le pasé al director editorial del diario en que Pedro era editor, una información exclusiva sobre una cuantiosa inversión que el sector privado anunciaría en pocos días. Celoso, el funcionario me solicitó la garantía de exclusividad de la información, lo cual era cierto.

A las pocas horas, el directivo me habló para reclamarme que esa información ya la traía su editor (Pedro) y puso en duda mi profesionalismo, a lo cual le respondí que, si yo le estaba pasando el dato al director, para qué habría de dárselo también al editor. Luego de esa llamada contacté a Pedro telefónicamente para saber qué había pasado. 


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Cuando le narré lo sucedido con su jefe, no pudo ocultar la risa. Su respuesta fue, palabras más o menos, que lo que él había hecho fue hacer su trabajo, consultar fuentes, constatar la veracidad de la información y redactar la nota, ya que era algo verdaderamente noticioso. Luego expresó que esa labor tenía más mérito que el obtener la información a través de una filtración y que eso es algo que siempre había marcado su trabajo.

Así era Pedro; un hombre que enfrentaba los retos con una sonrisa. Se preparaba para su siguiente maratón y días antes escribió en su Facebook que sería el primero que correría con música, escuchando la lista de canciones que integró con la ayuda de sus hijos. También expresó que cada minuto en una carrera es diferente al otro, porque la vida es cambio.

Escribió: “porque es la vida: cambio y cambio y nosotros cambiamos y tal vez no nos demos cuenta, pero así es; un minuto se va y otro llega; la música tal vez pretenda ser una trampa para engañar al tiempo y creer que estamos en el mismo lugar: en el maratón, lo que es verdad, pero vamos a la meta y el día que regresemos a la salida será para otra carrera; el maratón tiene ese misterio y tal vez sepamos como salimos rumbo a la meta, pero no sabemos cómo vamos a llegar”.

No sé si lo intuía, pero en efecto, para él ese maratón que ya no corrió significó un cambio en su vida: tomó la salida para otra carrera sin saber cómo llegaría; dejó el maratón de la vida para iniciar otra carrera en cuya meta sólo hay triunfadores. 

Te extrañaremos, querido Pedro.

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