Código de ingresos: "De frente a AMLO, enmudecí"

Por: Guadalupe Romero

Típico de los mexicanos ha sido correr detrás de funcionarios y, no se diga, del Presidente -cuanti más, dicen por ahí-, para entregarle algún folder o incluso un micro papel con alguna petición con la esperanza de que el ungido conceda su gracia para resolver. 

Me cuentan que mandatarios como Adolfo López Mateos, Miguel Alemán, Luis Echeverría y hasta Carlos Salinas, contaban con una oficina encargada de contestar cada una de las solicitudes del “pueblo bueno”.

Solo eso, responder; aunque el milagro, la casa, el trabajo o la situación de salud expuesta siguiera durmiendo y esperando el tiempo de los justos. 

Del actual jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, he preguntado por la oficina que responda la peticiones que recibe durante sus trayectos y contactos fortuitos con la gente que lo espera tras alguna valla humana (militar) o metálica, tras la ventanilla de su camioneta o en algún rápido recorrido a pie; la respuesta ha sido negativa, asegura la ayudantía que responde quién deba hacerlo, “se canalizan las solicitudes al responsable directo”… Aún sigo buscando ejemplos de respuestas.

Ayer, el presidente López Obrador inauguró la Feria Aeroespacial México (Famex) y estuve frente a él. Largo y ocioso resultaría contar el cómo y por qué llegué tan lejos, digo hasta lo que será el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, cuya inauguración se prometió el 21 de marzo del próximo año, en Zumpango, Estado de México, en el aún aeropuerto militar de Santa Lucía. 

El tema es que estuve en el lugar de cara al Ejecutivo y aunque antes pensé que de tener esa oportunidad sería aprovechada al máximo, como tantos lo tramamos, y le diría unas cuantas verdades aunque fuera “rápidito”, qué fue lo sucedido: enmudecí.

La Famex se realiza del 22 al 24 de septiembre y atrae a unos cuantos miles de curiosos, empresarios, extranjeros y participantes de la industria aérea. 

Y ahí entre la bola luego de ver acercarse al Presidente, detenerse frente a mi y no decirle nada, la comitiva avanzó y a lo lejos, cual alerta del momento, escuché una voz que le gritaba a López Obrador: “soy Ángel, soy Ángel”; a lo que siguió una eufórica frase del gritón, “me vio, me vio”, con lo que se retiró y se perdió en la muchedumbre satisfecho de su hazaña. Él si le habló.

Y qué le hubiera pedido al mandatario. Mi familia me puede reclamar que desaproveché para pedirle trabajo, “ya vez a la señora Arvide le dio un consulado, lejos, pero buen puesto y dicen que es periodista”; mis amigos quizá se inclinarían porque le pidiera un apoyo económico, “a los que perdieron su trabajo por la pandemia y los que les bajaron el sueldo les están dando una ayudita”, dicen; y mis compañeros de trabajo unos me pedirían que lo mandara a su rancho en Tabasco, y otros que hay muchos niños sin medicinas, que hay madres sin guarderías para poder trabajar o que los niños también necesitan vacunas Covid, y que ponga orden en Michoacán, entre otras muchas cosas... Pero, nada le dije.


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Sin remordimientos les puedo decir que enmudecí porque mi inconsciente me ordenó callar, “nada ganas, es momento de la foto si quieres una memoria del momento, y nada más”. Las exigencias y los reclamos se solucionan de otra manera: en las urnas, en el trabajo, las propuestas, los hechos y nuestras contribuciones como mejores ciudadanos, jamás en una oficina de respuestas automáticas o en el momento de vítores y aplausos a los que, por lo pronto, ocupan la silla del gran Palacio.

Levántate temprano y ponte a trabajar, cómo van en su retorno a la nueva normalidad. Las calles, oficinas, comercios, escuelas y todo lugar donde los ciudadanos buscan estar se observan casi como antes de la pandemia Covid-19, a excepción del desfile de cubrebocas de todos colores y diseños, de desinfectantes automáticos y termómetros que unos usan y otros no; de los que van por la calle, confiados en el tóxico aire libre de las ciudades, sin mascarillas. 

El tráfico automovilístico y de gente es creciente, lo que ha cambiado son los rostros. Detrás de las mascarillas solo se observan ojos poco expresivos, en muchos los que gustan de ver hacia el piso y los que ven a la nada, se percibe melancolía e incluso tristeza por lo que fue y ya no es.

En otros es claro su disgusto por salir a trabajar y volver a sufrir de los tumultos en el transporte público. Pues encontramos que la firma de capital humano Manpower Group reveló un estudio en el que registran que casi la mitad de los trabajadores hombres se sienten motivados para regresar al lugar de trabajo, mientras solo un tercio de las colaboradoras mujeres tiene la misma motivación.

Los trabajadores y trabajadoras perciben el regreso a las oficinas desde dos puntos de vista distintos. Las mujeres ven a la oficina como un medio para poder separar el trabajo de la casa. Mientras, los hombres lo ven como una ventaja competitiva que les de mayor probabilidad de ser más visibles y lograr una promoción. 

Las mujeres han asumido gran parte de las responsabilidades de cuidados en el hogar, de niños y adultos mayores, al mismo tiempo que equilibran el trabajo a distancia o las funciones que deben desempeñar en el lugar de trabajo. 

Aunque los hombres también asumieron más responsabilidades en el hogar durante la pandemia, no en la misma proporción que las mujeres, destaca el estudio. A nivel de oportunidades laborales, el empleo femenino más afectado fueron los puestos dedicados a servicios de hospedaje y comida con 59%; servicios de administración y comercio 54%, y roles secretariales 63%. 

El estudio de Manpower señala que se disparó la demanda de expertos en: seguridad cibernética, desarrolladores de aplicaciones, almacenes y conductores. Puestos tradicionalmente ocupados por hombres. 

El empleo post pandemia demanda equilibrio; lo que funciona para las mujeres también funciona para los hombres. Los trabajos tradicionalmente masculinos también los ejercen talento femenino. Y nunca más de acuerdo con la firma de recursos humanos: “Tener más mujeres en la fuerza laboral y en puestos de liderazgo mejora la productividad, comparte el desempeño y los resultados comerciales”.

Tomen nota y hagan cuentas.

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