Por Said Flores Alonso
En el contexto del Tercer Informe de Gobierno se hicieron movimientos en el gabinete del Ejecutivo Federal que no pasaron desapercibidos. A diferencia de los cambios en Función Pública y Economía, los nuevos movimientos vaticinan un efecto político inmediato en el gobierno federal y en la relación entre los tres Poderes de la Unión.
En el caso de Julio Scherer, su salida es vista por los analistas de los medios masivos como una baja sensible para el Ejecutivo y augura su posible llegada al Poder Judicial derivado de la reforma electoral. Si bien es cierto que encaminó importantes reformas, la energética que se presentará este año probablemente iba a representar un mayor desgaste frente a cualquier otra. Las presiones y negociaciones probablemente terminarían por tensar la relación con el Presidente y su partido.
Por su parte, la Secretaría de Gobernación, además de su encomienda sustantiva, en la actual administración, se suma el diálogo, las alianzas y la negociación para concretar el Tren Maya y, si da tiempo, el Transístmico. Con la llegada de Adán Augusto López, más cercano al Presidente que la Senadora Sánchez Cordero, ya no se requiere un perfil político que complemente a la SEGOB, tarea que tuvo que asumir Scherer en apoyo a la ex Ministro. Además, el gobernador con licencia por Tabasco tiene un perfil enérgico, negociador y con arraigo en el sureste.
Una Secretaría de Gobernación fuerte en el actual contexto parece indicar que López Obrador delegará parte de su labor política para dedicar mayores esfuerzos hacía la negociación de las reformas y la construcción del proyecto, aun endeble, Claudia Sheinbaum: sentar las bases y la continuidad de la 4T.
El Senado de la República será una tarea sumamente complicada para Olga Sánchez Cordero, tendrá que revertir las alianzas de Ricardo Monreal y dar un cauce institucional y normativo al trabajo legislativo de su bancada; es preciso blindar las reformas si se quiere evitar más acciones de inconstitucionalidad en el SCJN. Monreal ya lleva delantera y seguramente buscará trabar los procesos legislativos en un ámbito de negociación que le abran la puerta a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Sólo sus apologistas lo proponen como candidato a la Presidencia.
El segundo período del sexenio inicio con un gabinete más duro y cercano a Andrés Manuel López Obrador, la llegada de Estela Ríos lo ejemplifica: Consejera Jurídica del Jefe de Gobierno del Distrito Federal de 2000 a 2006, donde destaca su papel en la interposición de controversias constitucionales.
Es claro que la nueva Consejera Jurídica llegó para endurecer la línea del Presidente ante quienes tienen encomendado el desarrollo y presentación de las iniciativas, esto desde la perspectiva técnico jurídica, pues el oficio político está cubierto con el nuevo secretario de gobernación. El objetivo parece ser que, aunque se descafeínen las reformas, mantengan el fondo del proyecto obradorista. Esto sin duda generará fuertes fricciones en la élite política de la actual administración, parece inevitable que haya más cambios en el gabinete, al menos en lo que resta del año.
La oposición, por su parte, tendrá que pensar en otros instrumentos políticos que vayan más allá de la circunscripción de sus alianzas e injerencia en el Poder Judicial, las controversias constitucionales no podrán sostener la estrategia de contención contra la actual administración por el resto del sexenio, especialmente ante anunciada alianza Morena-PRI.
Por cierto…
La reforma energética seguramente tendrá su componente de energías limpias para beneplácito de los amantes de este tema. Lamentablemente para la mayoría que esgrime esta bandera, es probable que no incluya más subsidios y simulación a los privados que han financiado desde hace ya varios años las “bondades” de estas energías -poco sostenibles, por cierto-.
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