Estamos cerca de cumplir los primeros tres años de la actual administración encabezada por el triunfo de Andrés Manuel López Obrador y cada vez más se vislumbra la recomposición de fuerzas en la esfera política. Caso relevante es Santiago Nieto, Titular de la UIF, que desde que inició el sexenio ha sido un nombre de enorme relevancia.
La bandera del Presidente como candidato fue el combate a la corrupción, su prevención y su castigo el cual debe traducirse a cero impunidad, pues ese fue el contraste con la anterior administración, que dejó de lado este asunto tan relevante para la sociedad mexicana y en su lugar se concentró en las reformas y en los negocios derivados de estas.
Desde que inició la presenta administración, como es costumbre en la cultura política nacional, se comenzó a desarrollar la baraja de quienes podrían suceder a AMLO en el 2024. Los nombres de mayor relevancia se resumieron en Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal. La primera por su enorme cercanía al Presidente, el segundo, cercano pero con mayor influencia en otros sectores clave de la política nacional e internacional y el tercero por su papel en el Senado.
Sin embargo, hay otros actores relevantes que con sus recursos buscarán contender por la candidatura de Morena, Santiago Nieto es un actor clave que hay que tener en cuenta y darle seguimiento:
Su papel en la UIF se ha convertido en un asunto mediático en virtud de que se trata de un organismo con las funciones suficientes para formar e integrar expedientes en torno al lavado de dinero, el cual es el producto moderno de los grandes negocios ilícitos en la modernidad: facturaje, crimen organizado, diezmos por compras en gobierno, sobornos, en fin, cualquier dinero de procedencia ilícita que se deba cuadrar ante el SAT.
Es cierto que la mayoría de las demandas presentadas por la UIF no culminan en la impartición de justicia expedita, pero en buena medida esto se ha cristalizado por el mal papel de la Fiscalía en cuanto al desarrollo y seguimiento de los procedimientos penales en contra de los acusados. De esta situación deviene la constante fricción entre Gertz Manero y Nieto Castillo. Lo que es un hecho, es que, ante la opinión pública, de todas las instituciones con atribuciones en torno al combate a la corrupción, la de mayor exposición mediática y con mejores reflectores es la UIF.
De los procesos que derivarán del Caso Lozoya, los resultados establecerán una narrativa suficientemente sólida para que el Presidente y su partido legitimen un posible cambio en la Fiscalía General, con el objetivo de brindar a su electorado la impartición de justicia que se demanda desde hace ya varias décadas en torno a políticos que se movieron y actuaron en los espacios de poder como una banda de crimen organizado.
Santiago Nieto tiene cabida tanto en un nuevo Consejo General del INE, como Magistrado del TEPJF, pero también como Fiscal General, sin embargo, sus aspiraciones parecen ir más allá: la candidatura a la Presidencia. Si no lo vemos en algún espacio de algún organismo autónomo o de impartición de justicia, es porque seguramente ya tiene trazado su camino hacia el 2024. Es una incógnita si le alcanzarían los números en las encuestas, pero es un hecho que su trabajo es encaminado en el posicionamiento de ser el actor que más claro tiene el objetivo de la 4T en el combate a la corrupción. Habría que pensar si el Presidente Andrés Manuel lo tiene contemplado, pues no hay que olvidar que hoy en día impera la vieja práctica de la elección del sucesor.
Por cierto…
La llegada de Olga Sánchez Cordero y de Gabriel García al Senado tiene como único objetivo, especialmente para el segundo, recuperar el control de la bancada de Morena en el Senado. Es claro que Ricardo Monreal se ha alejado de la 4T en función de sus aspiraciones, poniendo en riesgo las reformas clave para el Presidente.
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