¿Vale la pena ver Hunters?

Inspirada en hechos reales y muy dramatizada, Hunters (Amazon Prime) se centra en una banda de cazadores nazis que operaban en Nueva York en la década de 1970.

Se trata de una serie oportuna y muy resonante. Creada por David Weil y producida por el especialista en comedia y terror Jordan Peele, la serie trata del el reclutamiento encubierto del gobierno de EEUU después de la segunda guerra mundial. Alrededor de 1.600 científicos, ingenieros y técnicos alemanes, incluidos muchos ex nazis, fueron llevados a los Estados Unidos para obtener ventaja sobre los soviéticos en la guerra fría y sobre todo en la carrera espacial.

Ambientada en 1977 en Nueva York, Hunters cuenta la historia del jóven Jonah (Logan Lerman), quien vende hierba para apoyar a su abuela (Jeannie Berlin). Cuando su abuela es asesinada, Jonah es adoptado por Meyer Offerman (Al Pacino), un amigo de la abuela y sobreviviente también del campo de concentración.

Entretejida en este hilo principal de la trama está Millie Malone (Jerrika Hinton) una agente negra del FBI que sufre todas las molestias que conlleva trabajar para un club de niños blancos a finales de los años 70 en Estados Unidos, quien investiga el asesinato en Cabo Cañaveral de una anciana científica de la NASA, gaseada en su propia ducha. 

En ese mismo momento, en los suburbios de Maryland, se produce una tremenda escena de violencia estilizada cuando el subsecretario de Estado, que prepara una barbacoa para una fiesta junto a la piscina de su casa, es reconocido por la pareja de uno de sus invitados. La mujer trastornada comienza a gritar: "Es él, es el carnicero de Arlem" interpretado por el espeluznante Dylan Baker (quien ya había creado un personaje similar en The Good Wife que nos dejó helados)

El hombre saca una pistola y PUM! todos están muertos.

La serie es genial y parece deleitarse con todas y cada una de las muertes en pantalla, independientemente de si las víctimas son "culpables" o no. Así que pronto surgen preguntas intrincadas sobre si es posible ser un asesino justo, un buen hombre que asesina con buenos fines, o no.

La sensibilidad de los cazadores con frecuencia se desvía hacia la sed de venganza, y eso se suma a la incomodidad que surge de llevar este enfoque a un trauma histórico del tamaño, el peso y la profundidad del Holocausto. Este error de juicio es quizás una pieza con la decisión de elegir a Pacino como Meyer Offerman, sobre cualquier número de actores judíos igualmente reconocidos. No está mal, en ningún sentido ineludible, pero inspira una sensación fugaz de inquietud y un sentimiento de que los deberes morales pueden no ser cumplidos tan completamente como deberían.

Una ansiedad similar surge durante lo que llamaremos la escena del ajedrez: un recuerdo de una elaborada atrocidad en Auschwitz relatada por Offerman, quien es financieramente poderoso y está políticamente conectado; para enseñarle a Jonah una lección de vida un poco oscura. 

El grupo de Meyer incluye una serie de excelentes actores veteranos, entre ellos Josh Radnor, Saul Rubinek y Carol Kane, Dylan Baker y Lena Oli, a quienes exigir venganza contra los nazis es lo último que ocurre en esta retribución, aquí hay demasiada tortura por el bien del programa que incluye varios flashbacks de la Alemania nazi, que ilustran sus horrores.

Hablando dramáticamente, Hunters tiene la ventaja de presentar al villano definitivo, de la forma escalofriante que hicieron los thrillers de 1970 como "Marathon Man" y "The Boys From Brazil", la noción aterradora (y tristemente oportuna) de la ocultación de los nazis a plena vista.

Pacino, ciertamente viene de hacer un gran papel en The Irishman, está en su elemento como un guerrero anciano. Y aquí a diferencia de muchos de sus papales, sí se ensucia las manos.

Hunters son 10 capitulos de una hora más-menos y vale la pena por el humor negro, la realidad,  -que como siempre supera la fantasía- las secuencias de crueldad más creativas y violentas que no se ven en ninguna serie, por momentos, al más puro estilo de Tarantino; por su buena selección musical y lo mejor: un final muy inesperado.


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